El desván de los sueños de Elena Montagud
Hay personas que te salvan del vacío y otra que te empuja a él
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El desván de los sueños de Elena Montagud
Hay personas que te salvan del vacío y otra que te empuja a él
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El desván de los sueños de Elena Montagud
Pensaba que el amor de tu vida te alcanza después del error de tu vida.
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El desván de los sueños de Elena Montagud
Con un abrazo de esos con los ojos cerrados que te ayudan a aferrarte a la vida.
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El desván de los sueños de Elena Montagud
Por primera vez en años, me sentí bien. Dispuesta a renacer.
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Nunca lo olvidarás de Elena Montagud
Blanca fue especial y nadie lo sabe. Fue la primera chica por la que experimenté sentimientos tan grandes que me causaban temor e inseguridad. Nunca antes me había ocurrido algo así. Era un adolescente pasado de vueltas y malhablado que fumaba porros, se hacía el chulo delante de los tíos y coqueteaba con todas las tías. Sin embargo, era Blanca la que me cortaba la respiración, la que me convertía en un crío que decía tonterías cuando la tenía delante. Hacía que me sintiera pequeño, y no me gustaba. Por eso, cuando afloraba ese Adrián luchaba con todas mis fuerzas para traer al otro, y le gastaba bromas, la hacía rabiar, y cuando se enfadaba me parecía tan guapa que volvía a estar en el mismo punto. Con ella todo era contradictorio. Lo más probable es que en esa época ni yo mismo comprendiera lo que estaba ocurriéndome. Era el típico chico que quería mantener a raya sus emociones y tener el control de todo. Blanca provocaba que pensara en cómo sería el tacto de su piel o besar sus labios, y eso no podía formar parte de la realidad porque ella era mi amiga, casi una hermana pequeña para mí. ¿Cómo es posible que estemos tan ciegos y seamos tan estúpidos de adolescentes? ¿Por qué permití que se me escapara de las manos? Blanca era importante para mí y lo fastidié. Cuesta creer lo fácil que resulta perder a alguien a quien amas por culpa del dichoso orgullo y el maldito miedo. + Leer más |
Nunca lo olvidarás de Elena Montagud
La cuestión es que hoy he sido consciente de que no he permitido que el amor se acerque a mí porque me convencí de que no lo necesito, pero oigo una canción que relaciono con quien me hizo tanto daño y noto un sabor amargo en la boca y las manos me sudan. Eso significa que una parte de mí no lo ha superado en absoluto. Al igual que todo el odio y el rencor que he acumulado. Y me molesta tanto… Provoca que me enfade también conmigo misma porque, a mi pesar, hay cosas que me recuerdan a él.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Me había hecho vivir en una burbuja que me había estallado en la cara. Pero dicen que las cuestiones del corazón son las más complicadas, que no entiende de razones. Porque uno puede elegir el camino, pero no a las personas que va a conocer en él. Puedes escoger a las personas que te rodean, pero no aquellas que te iluminan el pecho. Quizá incluso puedes elegir con quién estar, pero no de quién te enamoras. Y es que el amor no es lo que tú quieres sentir, sino lo que sientes sin querer.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Se trataba de su silencio. Después de todo, los silencios dicen más que las palabras y pueden dañar más que un grito. Me ocurría lo mismo cuando de pequeña hacía alguna trastada y la tía, en lugar de castigarme, no me dirigía la palabra durante un rato, hasta que yo entendía. Y también con Gabriel... Sus silencios —junto con los de los demás y otras muchas cosas— le habían costado todo, va bien asfixiado.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
—Ratoncito — murmuró con su serena voz—, a veces ni un perdon a tiempo puede cambiar lo que se ha hecho. Antes de romper algo, piénsalo bien. La próxima vez quizá no sea un objeto y, entonces, el daño será irreparable.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
¿Sabe lo que me susurraba la tía cuando lloraba? «Tesoro, una vez leí que una gran escritora afirmaba que llorar no es síntoma de ser débiles, sino de estar vivos. Hay que llorarlo todo, Carolina, desde la alegría y el amor hasta la tristeza, pero llorarlo bien.» Me lo decía porque yo no quería llorar nunca, como si las lágrimas fueran un signo de blandos.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
En ese momento me pareció que eran el mundo y el cielo los que me rozaban. Eso me hacía sentir Isaac con sus manos llenas de tanto, de todo.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Justo la mirada es lo único que puedes sentir en toda la piel.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
A veces hay que hacer las cosas, aunque te asusten. Y si tienes miedo, incluso hacerlas con él. Porque el miedo puede provocar que perdamos más de lo que quizá ganaríamos.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
La muerte no nos roba a nuestros seres queridos, ¿vale? Los inmortaliza en nuestro recuerdo.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Me asustaba quererlo yo, quererlo tan mío y tan de nadie... Lo quería libre, por supuesto, y yo me quería libre también... pero con él.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
—Necesito contar con alguien —me susurró al oído con voz trémula—. Descansar en alguien. ¿Crees que es demasiado egoísta?
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Te quiero como no he sabido querer a nadie desde que lo perdí todo.
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Tu mirada en mi piel de Elena Montagud
Pedir perdón es de valientes, pero perdonar lo es todavía más. Perdonar no cambiará el pasado, pero sí el futuro.
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Gregorio Samsa es un ...