Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
La verdad rara vez se oculta en un pozo; de hecho, cuando se trata de cuestiones importantes del conocimiento, es mi opinión que la encontraremos invariablemente en la superficie.
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Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
La verdad rara vez se oculta en un pozo; de hecho, cuando se trata de cuestiones importantes del conocimiento, es mi opinión que la encontraremos invariablemente en la superficie.
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Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
Tal vez era capaz de ver con una inusual claridad uno o dos detalles, pero a costa de perder de vista el todo; en otras palabras, se puede ser profundo en exceso.
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Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
(…) donde la casualidad de estar ambos en busca del mismo libro, un volumen muy raro y en extremo valioso, nos llevó a iniciar una relación estrecha.
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Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
De hecho, se puede comprobar que quien posee ingenio tiende siempre a la fantasía, pero quien es en verdad imaginativo nunca es otra cosa que analítico.
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Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
Así como el hombre fornido se regocija de sus habilidades físicas y obtiene placer de los ejercicios que ponen sus músculos en acción, de igual manera la personalidad analítica se deleita con la actividad del intelecto aplicada a esclarecer alguna incógnita. Encuentra placer aun en las tareas más triviales, siempre que pongan su talento a prueba. Es afecto a enigmas, acertijos, jeroglíficos, y al resolverlos muestra un nivel de perspicacia que para el común de la gente parece sobrenatural.
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El cuervo de Edgar Allan Poe
Y mi alma, fuera del círculo de esta sombra que yace flotante sobre el suelo, no podrá volver a elevarse. ¡Nunca más!
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El cuervo de Edgar Allan Poe
¡Profeta! - dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta!
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Crecí gobernándome por mi cuenta, entregado a los caprichos más extravagantes y víctima de las pasiones más incontrolables.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Anegado como estoy por la desgracia -¡ay, demasiado real!-, se me perdonará que busque alivio, aunque sea tan leve como efímero, en la complacencia de unos pocos detalles divagantes. Triviales y hasta ridículos, esos detalles asumen en mi imaginación una relativa importancia, pues se vinculan a un período y a un lugar en los cuales reconozco la presencia de los primeros ambiguos avisos del destino que más tarde habría de envolverme en sus sombras. Dejadme, entonces, recordar.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
-Has vencido, y me entrego. Pero también tú estás muerto desde ahora… muerto para el mundo, para el cielo y para la esperanza. ¡En mí existías… y al matarme, ve en esta imagen, que es la tuya, cómo te has asesinado a ti mismo!
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Por lo regular, los hombres van cayendo gradualmente en la bajeza. En mi caso, la virtud se desprendió bruscamente de mí como si fuera un manto.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Ansiaba abrir los ojos, pero no me atrevía, porque me espantaba esa primera mirada a los objetos que me rodeaban. No es que temiera contemplar cosas horribles, pero me horrorizaba la posibilidad de que no hubiere nada que ver. Por fin, lleno de atroz angustia mi corazón, abrí de golpe los ojos, y mis peores suposiciones se confirmaron. Me rodeaba la tiniebla de una noche eterna. Luché por respirar; lo intenso de aquella oscuridad parecía oprimirme y sofocarme. La atmósfera era de una intolerable pesadez. […]
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
¡Hombres incomprensibles! Envueltos en meditaciones cuya especie no alcanzo a adivinar, pasan a mi lado sin reparar en mí. Ocultarme es una completa locura, pues era gente no quiere ver.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Sabemos que la demora será ruinosa. La crisis más importante de nuestra vida exige, a grandes voces, energía y acción inmediatas. Ardemos, nos consumimos de ansiedad por comenzar la tarea, y en la anticipación de su magnífico resultado nuestra alma se enardece.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Pero ¿para qué diré más? ¡Hoy tengo estas cadenas y estoy aquí! ¡Mañana estaré libre! Pero ¿dónde?
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Así como amanece el día para el mendigo sin casa y sin amigos, para el que rueda por las calles en la larga y desolada noche de invierno, así, tan tardía, tan cansada, tan alegre volvía a mí la luz del Alma.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
La última hora para la acción está al alcance de nuestra mano. Nos estremece la violencia del conflicto interior, de lo definido con lo indefinido, de la sustancia con la sombra. Pero si la contienda ha llegado tan lejos, la sombra es la que vence, luchamos en vano. Suena la hora y doblan a muerto por nuestra felicidad. Al mismo tiempo es el canto del gallo para el fantasma que nos había atemorizado. Vuela, desaparece, somos libres. La antigua energía retorna.
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Cuentos completos de Edgar Allan Poe
Mas, ¡ay!, ¿de qué sirve la vigilancia contra el Destino del hombre? ¡Ni siquiera esas bien urdidas seguridades bastaban para librar de las más extremadas angustias de la inhumación en vida a un infeliz destinado a ellas!
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?