![]() |
El aliento de los dioses de Brandon Sanderson
Se exige mucho para ser príncipe o rey. Habría preferido nacer campesino.
|
![]() |
El aliento de los dioses de Brandon Sanderson
Se exige mucho para ser príncipe o rey. Habría preferido nacer campesino.
|
![]() |
El aliento de los dioses de Brandon Sanderson
A veces no se puede tener todo lo que se quiere, ya que los deseos se contradicen unos a otros
|
![]() |
El aliento de los dioses de Brandon Sanderson
Cuando veo algo hermoso en la naturaleza, cuando contemplo las montañas, con sus flores silvestres creciendo en pautas que de algún modo son mejores que las que podría haber plantado el hombre... lo sé. La belleza es real. Eso es lo que me recuerda a Austre.
|
![]() |
Desafiante : El cuarto libro de Escuadrón de Brandon Sanderson
Tengo casi noventa años, ¿sabes? Ya empezaba a creer que no podría derrocar ningún imperio galáctico antes de morirme, y eso sí que habría sido una tragedia de tomo y lomo.
|
![]() |
Desafiante : El cuarto libro de Escuadrón de Brandon Sanderson
Su imperio estaba construido sobre diminutos lomos de unas criaturas citónicas esclavizadas.
|
![]() |
Desafiante : El cuarto libro de Escuadrón de Brandon Sanderson
Me había transformado en un arma… No importaban mis emociones. ¿El daño a mi alma y a mi psique? Solo parte del pago. Podía hacer aquello. Era una soldado. Para eso me alisté. Sobreviviría el tiempo suficiente para derribar la Supremacía. Después de eso, ¿qué importaba lo demás?
|
![]() |
Trenza del mar Esmeralda de Brandon Sanderson
Es imposible degustar un recuerdo sin mancillarlo con la persona en que uno se ha convertido.
|
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
[...] un beso no tiene que ser bueno para ser valioso. No sirve a ningún propósito real. Se valora solo por la persona con quien se comparte. Las cosas tienen solo el valor que nosotros les concedemos. Y del mismo modo, todo acto puede valer lo que sea que decidamos que vale. Así que, para esos dos, el beso no tuvo precio. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
¿Por qué contamos historias? Son una experiencia humana universal. Toda cultura que haya visitado jamás, toda gente que haya conocido, todo humano de todo planeta en toda situación que haya visto… todos cuentan historias. Los hombres atrapados durante años en solitario se las cuentan a sí mismos. Los ancestros las dejan pintadas en las paredes. Las mujeres se las susurran a sus bebés. Las historias nos explican a nosotros. ¿Queréis definir lo que diferencia a un ser humano de un animal? Puedo hacerlo en una palabra o en cien mil. Historias tristes. Historias exultantes. Relatos didácticos sobre moralidad. Frívolos cuentecitos que, paradójicamente, transmiten significado en exceso. Necesitamos las historias. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
La esperanza es algo grandioso, y tener héroes resulta esencial para la aspiración humana. [...] Dicho eso, sí que tenéis que aprender a separar la historia y la forma en que te ha afectado del individuo que le dio pie. El arte —y todas las historias son arte, hasta las que hablan de gente real— consiste en cómo te afecta. El verdadero héroe es el que tienes en la mente, la representación de un ideal que te hace mejor persona. El individuo que la inspiró… bueno, es como el libro en la mesa o el cuadro en la pared. Un recipiente. Una jeringa llena de aspiración transformativa. No obliguéis a la gente a hacer honor a vuestros sueños sobre quiénes podrían ser. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Hay un viejo chiste sobre que los objetos perdidos siempre están en el último lugar donde los buscas. Pero no dice nada sobre los recuerdos. Esos, después de perderlos, son la clase de cosa que ni siquiera se te ocurre ponerte a buscar.
|
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
[...] es difícil mantener el rumbo entre el recuerdo de lo que fuimos y la realidad de aquello en lo que nos hemos transformado.
|
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Se dice que todo lo que comes, hasta el aire que respiras, se transforma en parte de ti. Los ejes que componen la materia que ingieres pasan a componerte a ti. Yo, sin embargo, opino que los momentos que absorbemos en nuestra alma como recuerdos son mucho más importantes que lo que comemos. Necesitamos esos momentos tanto como el aire, y permanecen con nosotros. Potentes. Sí, una persona es más que sus experiencias, apiladas como piedras. Pero nuestros mejores momentos son la base en que nos apoyamos para tratar de alcanzar el cielo. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
La energía de una feria es la gente. La emoción se vierte. Fluye como en ríos. Si preguntáis a cualquier feriante, todos coincidirán en que existe una corriente de frenesí en las ferias. Sí, es completamente artificial. También lo es la electricidad que alimenta una bombilla. Ser artificial no significa que algo no sea genuino: solo significa que tiene un propósito. Es esa energía de la emoción lo que las ferias aprovechan, devoran, explotan. Y por mucho que la gente las llame estafas o chanchullos, no son nada de eso. Vamos a ellas para que se nos explote. Forma parte de su encanto. Mientras uno está allí, entre la vertiginosa sobrecarga de luces, conversaciones, entusiasmo, suelos pegadizos y gente amontonada, siente que por fuerza tiene que haber energía más que suficiente para todo el mundo. La euforia humana es un recurso renovable. Y puede generarse a base de peluches cutres y fritangas. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
—Miras fijamente —dijo ella. Él era pintor. No poeta. Pero de algún modo encontró las palabras correctas. —Solo miro fijamente —respondió— cuando veo algo demasiado hermoso para que mis ojos lo absorban de una vez. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
—¿Estás bien? —le preguntó Pintor. —¡Es lo peor que he hecho en la vida! —exclamó ella, lanzando las manos al aire—. ¡Ha sido maravilloso! —Chica —dijo él—, de verdad que tienes que salir más. —¡Eso intento! —respondió ella, con una sonrisa incontrolable. Entonces juntó los brazos bajo la barbilla y se le ensancharon aún más los ojos—. Podríamos huir. Escapar juntos. Recorrer el ancho mundo, como en las historias que me contaba Samjae… —En general —dijo Pintor con una sonrisa mordaz—, prefiero tener al menos una cita con una chica antes de fugarme con ella. Llámame tradicional. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Las sonrisas, como la radiación, ganan potencia con la proximidad.
|
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Al contar historias, fingimos que es posible interpretar todo tipo de cosas a partir de una frente arrugada o una expresión fugaz. Nos sirve como atajo para describir un fenómeno real, pero en realidad es más complejo de lo que pretendemos hacer ver. Cuanto más tiempo pasas con una persona, mejor la conoces. Pero, aparte de los detalles obvios como descubrir qué cosas le gusta comer, interiorizamos la forma en que esa persona concreta reacciona. Su forma de expresar preocupación. En algunas personas es el arquetípico ceño fruncido. En otras es cómo se queda pensativa, cómo se resiste a cruzar la mirada contigo. Es más que los ojos, más que la postura, más que el ceño. Los seres humanos con fardos de emoción que manejan los músculos como una marioneta. Expresamos esa emoción no solo con el cuerpo, sino con nuestra misma alma. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Diseño se inclinó más hacia Yumi y le habló en tono conspirativo. —No creo que Nikaro prestara mucha atención a las cosas que decía. Pero tiene la excusa de que siempre está mirándome el culo. Pintor se sonrojó cosa mala. —¿Y esa es mi excusa? —Claro —dijo Diseño, volviéndose—. Es una explicación sincera. En fin, es un culo espectacular, ¿a que sí? —No creía que te dieras cuenta de que… miraba —dijo Pintor, flaqueando. —Chaval, las mujeres siempre nos damos cuenta. Solo hace unos años que lo soy y hasta yo lo sé. |
![]() |
Yumi y el pintor de pesadillas de Brandon Sanderson
Sabía que debería enorgullecerse de lo que había logrado, como haría casi cualquier otra persona. Pero solo se notaba… cansada. Y culpable por no sentir las emociones adecuadas. Y más cansada, porque esa clase de culpabilidad es una carga enorme. Más pesada que las piedras que había movido. Entonces se sintió avergonzada. Porque la culpabilidad tiene muchísimos amigos y guarda sus direcciones a mano para llamarlos en cualquier momento. |
¿Qué movimiento literario de la segunda mitad del siglo XIX busca representar la realidad tal como es, sin idealizarla?