Un verano en la Provenza de Ardey Olivia
El tesoro de una vida lo conforman los buenos recuerdos y esa envolvente calidez quedaba grabada para siempre gracias a los sentidos, que son los guardianes de nuestra memoria.
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Un verano en la Provenza de Ardey Olivia
El tesoro de una vida lo conforman los buenos recuerdos y esa envolvente calidez quedaba grabada para siempre gracias a los sentidos, que son los guardianes de nuestra memoria.
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Un verano en la Provenza de Ardey Olivia
Sí, sí...Pero no lo has olvidado. Y esos son los que te destrozan el corazón dos y tres y cuatro veces, así que cuidadito.
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Un verano en la Provenza de Ardey Olivia
Prefería leer como toda la vida, abriendo el libro y metiendo entre las páginas lo primero que encontraba, fuera un bolígrafo o un billete de metro, a modo de señal. Adoraba el tacto y el olor del papel.
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Un verano en la Provenza de Ardey Olivia
Los recuerdos se me escapan de la cabeza, a pesar de lo mucho que me esfuerzo en retenerlos.
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Un duque sin honor de Ardey Olivia
Los pecados, como los secretos, se disfrutan más cuando se comparten
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Un duque sin honor de Ardey Olivia
No está mal una mala mentira, cuando defendemos con ella una buena verdad.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
—No me creía capaz de amar tanto a una mujer —jadeó—. Te tengo en mis sueños y te quiero en mis besos. En todos.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
(…) Tú me miras con el alma —murmuró, apoyando la frente sobre la suya—. Eres la única a quien dejo ver la mía. Solo ante ti me entrego desarmado y sin reservas, porque te amo.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
No se atrevía a explicarle la verdadera razón, la misma por la que nunca leía libros de la signatura ciento cincuenta y nueve. Muchos trataban sobre el abandono, la pérdida, la soledad. Ella dejó la universidad en el primer curso y optó por la titulación profesional como ayudante bibliotecaria sabiendo que sería más feliz, ya que le apasionaba leer y trabajar rodeada de libros y lectores. Porque cuando abría los manuales de Psicología, no soportaba leer en letra de imprenta con serifas, esos sentimientos secretos que atribulaban su alma, desde que quien que más quería en el mundo se había ido de casa sin decirle adiós.
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Un duque sin honor de Ardey Olivia
Llevaba un vestido de muselina verde agua con encaje negro en las mangas y escote. Precisamente en esa parte de su anatomía se fijó con ojo de halcón; nunca le había visto lucir tanta piel a la vista.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Te tengo en mis sueños, te quiero en mis besos.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Verla feliz era más grato que el erotismo, mucho más que el dinero o el poder... Y era él, y no otro, el artífice de la inmensa felicidad que reflejaba su rosto.
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Doce campanadas y un beso de Ardey Olivia
Me levanto cada día lleno de ganas de vivir porque sé que tu boca me espera.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Son aves de paso, daba igual que llevaran anillo en el dedo o no.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Dicen que cuanto más se usa, más dura, y él la suya la usaba mucho más que mucho.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Confunde follar a oscuras con romance rosa mariposa.
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La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
- Así que cambiar el dinero de un monedero a otro es ahorrar, según tú. - Lo es. No lo he inventado yo, es un método japonés. Un dólar los lunes, dos dólares los martes, tres los miércoles, cuatro los jueves, cinco los viernes... - Seis los sábados y siete los domingos, y así hasta el lunes que vuelves a empezar. |
La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Ardey Olivia
Él educó a sus hijos para no depender de nadie, porque hasta las personas más queridas podían fallarles.
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Cuantos años se lleva Ron con Fred y George?