La tercera mentira de Agota Kristof
Hay vidas que son más tristes que el más triste de todos los libros.
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La tercera mentira de Agota Kristof
Hay vidas que son más tristes que el más triste de todos los libros.
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La prueba de Agota Kristof
- ¿Nunca estás triste? - No, porque una cosa me consuela siempre de otra. |
La prueba de Agota Kristof
Las heridas físicas no tienen importancia cuando las recibo yo. Pero si tuviera que infligirle yo una a alguien, se convertiría en otro tipo de herida para mí, que no sé si podría soportar.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Vamos, papá. Tenemos veinte minutos antes de que llegue la patrulla siguiente.... ... Se oye una explosión... Nuestro padre está caído junto a la segunda barrera. Sí, hay un medio de atravesar la frontera: hacer pasar a alguien delante de uno. |
La analfabeta de Agota Kristof
Lo que nunca se podrá medir es el papel nefasto que ejerció la dictadura en la filosofía, el arte y la literatura de los países del Este.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Le digo que intento contar mi historia, pero no puedo, no tengo valor, me hace demasiado daño. Entonces lo embellezco todo y describo las cosas no como sucedieron sino como yo querría que hubieran sucedido.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
"Nos gustan las nueces " y "nos gusta nuestra madre" no puede querer decir lo mismo. La primera fórmula designa un gusto agradable en la boca, y la segunda, un sentimiento. Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.
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La analfabeta de Agota Kristof
Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa.
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La analfabeta de Agota Kristof
Fue así como, muy joven, por casualidad y sin apenas darme cuenta, contraje la incurable enfermedad de la lectura.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Este libro, en realidad, son tres libros. El primero se titula El gran cuaderno y se escribió en 1986; el segundo, titulado La prueba, está escrito en 1988 y el tercero llamado La tercera mentira, en 1993. La mejor opción es leerlos en orden porque yo creo que te enteras mejor de lo que ocurre. La autora, Agota Kristoff, nació en Hungría y con la segunda guerra mundial tuvo que huir a Suiza con su marido y su hija cundo tenía tan solo veintiún años. Sería en este país donde empezaría a escribir a pesar de no conocer el idioma francés, que aprendería con una diccionario y de manera autodidacta. Tradujo ella misma sus poemas. Estos libros son de una crudeza absoluta, cada uno escrito de manera muy diferente y en todos puedes comprobar los desastres de la guerra que debió ver y sufrir y que refleja perfectamente en los personajes sin piedad, crueles, planos en cuanto a sentimientos que pueblan sus libros. El primero, escrito en plural por parte de los gemelos Claus y Lucas, es lo más diferente y brutal que he leído nunca, a veces, cruel, a veces, duro, no puedes permanecer impasible ante lo que están leyendo tus ojos a pesar, y ahí está el verdadero recurso, de parecer un cuento de niños y para niños. Piensas que va a cambiar la narración a medida que los niños crezcan, sin embargo, ves que nada cambia, sino que todo se embarra más y más y para cuando te das cuenta, llevas abandonos, violaciones, zoofilia y todo con unos narradores en primera persona del plural como son Claus y Lucas. En la segunda parte es solo uno el que habla, sin embargo ya no sabes qué pensar. ¿El otro ha muerto? ¿Siempre han sido dos o, acaso, solo uno con desdoblamiento de la personalidad? ¿Uno nos cuenta la historia que han escrito entre los dos? ¿Aparecerá el que falta? Vas todo el tiempo con el corazón encogido pensando en qué puede pasar, si bien el primero es excelente, aquí aparecen unos personajes que para mi opinión no tienen mucha importancia, pero que le dan coherencia al texto y aportan otros aspectos de la guerra desde otro punto de vista. Y en la tercera, a base de leer y leer crees comprender todo lo que ha pasado en los otros dos libros, sobre todo en el primero y entiendes los títulos individuales, pero es un cruce de cables y te hacen chiribitas los ojos y la cabeza de pensar cómo alguien ha podido escribir algo, en apariencia tan tergiversado, y que sin embargo, tenga una coherencia final sublime. Es una novela frente a la cual no puedes permanecer impasible y que permanecerá en mi cabeza de por vida. De cabeza a la lista de libros favoritos que yo tendría en la estantería de mi chimenea si tuviera chimenea. Leedlo, por favor, hay que conocer la guerra desde todos los puntos de vista. Al final, las guerras siempre son guerras. De hecho, en este libro no sabemos en qué país estamos, ni en qué ciudad, ni siquiera en qué bando, o quiénes son los malos o los buenos. + Leer más |
La analfabeta de Agota Kristof
Març de 1953. Stalin ha mort. Ho sabem des d'ahir al vespre. La tristesa és obligatòria a l'internat.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.
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Claus y Lucas de Agota Kristof
Con el paso del tiempo, todo se borra. Los recuerdos se difuminan, el dolor disminuye.
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¿Dónde estás, Mathias? de Agota Kristof
Mathias, ¿dónde estás? Lo he perdido todo al abandonarte. Lo intenté sin ti. Jugué, robé, maté, amé. Pero nada tenía sentido. Sin ti, el juego carecía de interés, a la revolución le faltaba chispa, al amor le faltaba encanto. Durante veinte años no he sido más que una ausencia gris. ¿Dónde estás, Mathias?
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La analfabeta de Agota Kristof
"Hablo francés desde hace más de treinta años, lo escribo desde hace veinte, pero aún no lo conozco. Lo hablo con incorrecciones, y no puedo escribirlo sin ayuda de diccionarios, que consulto con frecuencia. Ésa esa la razón por la cual digo que la lengua francesa, ella también, es una lengua enemiga. Pero hay otra razón, y es la más grave: esta lengua está matando a mi lengua materna." (Pág.37). |
Claus y Lucas de Agota Kristof
Camino por las calles de la ciudad de mi niñez. Es una ciudad muerta, las puertas y ventanas de las casas están cerradas, el silencio es total.
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La analfabeta de Agota Kristof
Sé que nunca escribiré el francés como lo escriben los escritores franceses de nacimiento, pero lo escribiré como pueda, lo mejor que pueda. No he escogido esta lengua. Me ha sido impuesta por el destino, por la suerte, por las circunstancias. Estoy obligada a escribir en francés. Es un desafío. El desafío de una analfabeta.
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La analfabeta de Agota Kristof
[...], aprendió la lengua francesa, y con ella escribió varios libros definitivamente literarios, esto es, vivos: no sé si libros que dan fruto o que están muriendo mientras florecen, pero que en todo caso hasta ahora nunca han dejado de florecer, congelados en un momento de agonía.
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Gregorio Samsa es un ...