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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Él no me llama Theo, ni Dorothy, ni Dottie. Creo que nunca ha vuelto a nombrarme de ninguna manera, pero no pasa nada, porque a veces a mí también me cuesta encontrar mi nombre. A veces me siento todas esas personas y otras veces ninguna, como si no quedaran identidades para mí.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Para todas las personas que a veces se sienten perdidas: pase lo que pase, encontraréis el camino de vuelta a casa.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
«Casa» era una melodía que siempre sonó a Theo, a su guitarra, a su voz. Y sé que él sigue cantando de fondo, que nunca va a dejar de hacerlo, que será siempre un eco o una nota sostenida. Pero ya no cantamos los dos solos. |
Seremos el huracán de Iria G. Parente
—Opino que esta es una parte más de ti. Y a mí me gustan todas.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Creo que todos recordamos el día que brindamos juntos tras nuestra primera actuación en un gran escenario, con esas cinco copas que se han convertido en un ritual porque siempre hay una persona que no está, pero sin la que ninguno de nosotros habríamos llegado aquí hoy tampoco.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Raven siempre me recuerda que todo esto no es de nadie más. Que estamos solos, aunque parezca haber mucha gente y mucho ruido a nuestro alrededor. Si cerramos los ojos, si nos tapamos los oídos, somos solo los dos. Y eso, la mayoría del tiempo, es suficiente.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Hoy, sin embargo, el chico del espejo parece amable. No creo que esté pensando en mis defectos. Parece nervioso, sí, pero no me odia, porque es consciente de que estoy haciéndolo todo lo mejor que puedo y eso ya es bastante. Estoy disfrutando, estoy viviendo, y eso ya es mucho más de lo que ese muchacho pensó que llegaría a conseguir jamás. |
Seremos el huracán de Iria G. Parente
Puede que decida olvidarme de todo mientras canto la canción que llevo mucho tiempo queriendo cantarle. Una sobre monstruos bajo la cama, sobre el terror de perder a alguien, sobre querer gritar y no saber cómo, sobre querer mostrarte y temer a la luz. Y sobre alguien que te hace más valiente. Alguien con quien el miedo no se marcha del todo, pero que ayuda a lidiar con él. Sobre manos que se encuentran cuando más lo necesitan, sobre secretos que quieren dejar de serlo. Una canción sobre nosotros, sobre estos meses, sobre este sueño.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
¿Cuándo se deja de echar de menos? ¿Cuándo se cierra la herida, cuándo deja de sangrar?
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Y ella no parece querer irse a ninguna parte porque, de hecho, de la manera más inesperada, me abraza. […] Cuando la rodeo con mis brazos, cuando la estrecho para que sienta que al menos puede descansar dos minutos en algún lado, descubro que su cuerpo es pequeño, lleno de curvas y ángulos, y yo pienso, de la manera más estúpida, que encaja. En este grupo. En este cuarto. En este abrazo. Dorothy Gale encaja aquí. |
Seremos el huracán de Iria G. Parente
Me pregunto si ve lo mismo que yo, el mundo que crean entre los dos y al que se van de la mano.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Aprieto un poco más esa mano a la que me estoy acostumbrando y, aunque dudo, aunque me pregunto si esto es acercarme demasiado, apoyo mi cabeza contra su hombro. Él no protesta: solo aprieta mi mano y me pregunta qué tipo de serie me apetece. Es fácil y cómodo.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
[…] ahora Everything changes habla de esa risa que una persona, sin género definido en la canción, lanzó un día y de volver a un momento concreto, el momento en el que lo sabes, en el que sabes que algo ha cambiado para siempre y que ya nada va a ser igual. En la versión que teníamos, el mundo cambiaba y parecía más brillante y colorido. En la mía, solo cambias tú. El mundo ahí fuera sigue igual, solo que para ti no lo parece, porque de pronto hay miedos nuevos, sueños nuevos, colores nuevos. No sé si el amor funciona así, en realidad. No sé si hay un momento en el que simplemente caes. Pero sí creo que tiene que haber un momento en el que, de pronto, eres consciente del latido de más o del deseo de un beso. Y ese momento hace que el resto de los momentos cambien.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Y entonces, de pronto, la mano de Raven toma la mía y me obliga a dejar de jugar con los anillos que llevo puestos.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
—Buenas noches, irritante. —Buenas noches, huracán. Qué tontería, que me recorra un estremecimiento cuando lo escucho llamarme así. Qué tontería, que tenga que volver la vista hacia él, aunque apenas pueda distinguir su silueta en la penumbra. Qué tontería, que me ponga nerviosa, que vuelva a arderme la cara. Que se me haga un nudo en la lengua y piense en Theo, porque él también podría haberme llamado así. Pero no ha sonado igual. No ha sonado, en realidad, ni remotamente parecido. Qué tontería, que algo así me quite el sueño. Pero esa noche me cuesta dormirme como ninguna otra desde que estoy aquí. |
Seremos el huracán de Iria G. Parente
—¿No estás enfadado conmigo por ser… así? Porque va a pasar más veces —le advierto—. Que me bloquee. Que…, que me pueda el miedo. Que sea… —No. Tan solo intentaré coger tu mano cuando vuelvas a asustarte. ¿Te parece eso bien? Me estremezco, pero aprieto sus dedos también, porque sus palabras son como todo su ruido: algo inesperado que llena el silencio. —Sí. Me parece bien. |
Seremos el huracán de Iria G. Parente
—Tener miedo no es algo de lo que avergonzarse. Y es normal que a veces nos paralice. Pero somos mucho más que todo lo que nos asusta, ¿no?
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Mientras canto su última canción y toco su guitarra, mi hermano se queda a mi lado un poco más.
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Seremos el huracán de Iria G. Parente
Aquel muchacho no cargaba una guitarra, iba armado con ella y estaba dispuesto a ganar cualquier guerra.
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¿En que año nació Marcel Proust?