La vegetariana de
Han Kang
Solo confío en mis pechos. Me gustan mis pechos, pues con ellos no puedo matar a nadie. ¿Acaso las manos, los pies y los dientes, e incluso la lengua y la mirada, no son armas con las que se puede matar y herir a cualquiera? Pero los pechos no. Mientras posea estos pechos redondos, estoy segura. Todavía estoy a salvo. ¿Pero por qué se me están adelgazando de este modo? Ya no son redondos. ¿Por qué será? ¿Por qué me estoy quedando tan flaca? ¿Qué es lo que cortaré con mi cuerpo que me estoy poniendo tan afilada?