Los años radicales recibió el XIV Premio Málaga de novela. Debo confesar que cuando supe del tema de la novela, estuve reacia a leerla, pero seguí con mi protocolo personal de leer unas 50 páginas antes de abandonar la lectura. Las novelas de este autor están a menudo protagonizadas por artistas (fotógrafos, pintores, compositores) y lo que interesa al escritor es el ejercicio de emancipación del ego de sus personajes. Hice bien, porque rápidamente me di cuenta de dos cosas : 1) de la calidad de la escritura, muy pulcra y rica en vocabulario, y 2) el tratamiento del tema de la adicción a la heroína , un tema que no me interesa, pero que está tratado aquí con mucha minucia, sin morbo, sin juzgar, dando la exacta medida del infierno que es. La historia se sitúa en España en los años que se conocen como la Movida entre 1970-1985, de lo que fue un movimiento contracultural que se vio en todo el país a finales del período de la transición democrática española, después del fallecimiento del general Franco. El autor se inspiró en el documental La línea de sombra de Alberto García-Alix (el fotógrafo por antonomasia de la Movida, él mismo heroinómano), una foto del fotógrafo orna la portada de este libro, aunque en ningún momento Alberto de la Rocha menciona la Movida. Durante este período las muertes por sobredosis o sida fueron muchas. El libro narra la historia de Eduardo Muñoz, un pintor con aura de maldito, a los 60 años, alcohólico, es el único sobreviviente de su grupo de amigos, adicto a la heroína, con más de 20 años de excesos. Muñoz es maldito porque es un personaje rebelde y arisco, de pésimo genio y un pasado turbio. La narración se focaliza en las consecuencias de la drogadicción. Y tenemos cuadros descritos con tal veracidad que es muy perturbador, por ejemplo las circunstancias del primer shoot, con una sensación tan idealizada que el drogado siempre está en la búsqueda de ese primer nirvana. Los drogadictos se convierten en zombis cuya única preocupación es la siguiente dosis; se les anula toda voluntad de alimentarse, de lavarse, hasta el deseo sexual desaparece (…en realidad todo quedaba por debajo de la heroína : el sexo, el dinero, la moral, hasta la muerte quedaba por debajo. O al menos el miedo a la muerte). Un día el pintor Eduardo Muñoz recibe un llamado de la Princesa de Asturias para anunciarle que le otorgan el Premio de Asturias por el conjunto de su obra, o sea, su reconocimiento como pintor; la chica aduce a sus « años radicales » aquellos años de formación. Esto va a provocar una nueva crisis con un nuevo cuestionamiento en el pintor (…su llamada me ha desenmascarado ante mi mismo. Desde niño he estado huyendo. Toda mi vida ha estado edificada sobre formas de huída. Y, desde luego, también el caballo ha sido una forma de huída, la más desesperada y salvaje, la mas radical). Al mismo tiempo surge Sara, una chica que desea escribir una tesis doctoral sobre el pintor. Muñoz hablará durante horas sobre sus años radicales, sus compañeros de droga, las muertes sucesivas. Esta crisis existencial con el reconocimiento de su trabajo lo hará trastabillar, una vez más y el pintor no podrá terminar su autorretrato porque no se reconoce a si mismo, no le gusta su imagen y se rememora de lo peor de su vida. Una novela perturbadora, cruel y realista. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |