![]() |
—Te quiero tanto que me paso el día contigo y aún me parece insuficiente.
|
![]() |
—Te quiero tanto que me paso el día contigo y aún me parece insuficiente.
|
![]() |
—Los dos sabemos que me quieres. Quise negarlo. De verdad que sí. Sobre todo porque odiaba que sonase tan petulante. Pero los dos sabríamos que mentía. |
![]() |
Y ese…, ese algo que sabía que era amor se fue hinchando como una burbuja en mi interior, y supe que era una idea estúpida. Supe que tenía que callarme la bocaza. Pero al mirar aquellos ojos preciosos y al agarrar aquella mano que sabía que me había sostenido tantas veces, me recordé que no le debía nada a nadie. Ni siquiera a mí misma.
|
![]() |
Porque era fácil olvidar que el amor era complicado. Que alguien podía quererte y querer lo mejor para ti y, al mismo tiempo, romperte por la mitad. Lo de querer a alguien mal era una realidad. Era posible querer a alguien demasiado. Que el amor resultase forzado.
|
![]() |
El patinaje en parejas era cuestión de unidad, de confianza, de tiempo, de anticipación y de sincronización. Era cuestión de que dos personas casi se convirtieran en una, aunque manteniendo de algún modo su indvidualidad.
|
![]() |
-Te amo papa,pero no puedo cambiar lo que soy y lo que quiero de mi vida .si ,no se que demonios voy a hacer cuando ya no pueda competir ,pero lo resolvere .no voy a renunciar a lo que me gusta solo por que pueda no tenerlo para siempre .
|
![]() |
No voy a dejar algo que amo por el simple hecho de que no sea para siempre.
|
![]() |
Para mí el amor era sinceridad. Era franqueza. Era conocer lo mejor y lo peor de otra persona. El amor era un empujón que te decía que alguien creía en ti cuando tú no creías en ti misma. El amor era esfuerzo y tiempo.
|
![]() |
Yo necesitaba sinceridad. Necesitaba que me quisieran más a mí que a mis sentimientos porque quería ser mejor. Quería ser la mejor. Nunca había querido que nadie me infantilizara. No lo necesitaba y me hacía sentir incómoda. Me hacía sentir débil.
|
![]() |
Pero si algo había aprendido en el último año y medio era lo duro que en verdad resultaba vivir con los errores propios. Había aprendido lo difícil que era encararlos y lo mucho más difícil que era aceptarlos. Todos hacíamos cosas de las que nos arrepentíamos, todos decíamos cosas de las que nos arrepentíamos y la culpabilidad constituía un peso aplastante en el alma. Yo quería ser mejor persona. Por mí. Por nadie más.
|
El invierno en...