No se es libre mientras se desea, se quiere, se teme. Tal vez no sea uno libre mientras vive.
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No se es libre mientras se desea, se quiere, se teme. Tal vez no sea uno libre mientras vive.
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La peste, procedente de Oriente, entró en Alemania por Bohemia. Viajaba sin apresurarse, al toque de las campanas, como una emperatriz. Inclinada sobre el vaso del bebedor, apagando la vela del sabio sentado entre sus libros, ayudando a misa junto al sacerdote, escondida como una pulga en la camisa de las mujeres de vida alegre, la peste aportaba a la vida de todos un elemento de insólita igualdad, un áspero y peligroso fermento de aventura. |
—”Hermano Zenón —dijo el capitán—, os encuentro flaco, extenuado, de mal humor y ataviado con un blusón que ni mi criado lo querría ponerse. ¿Vale la pena afanarse durante veinte años para llegar a la duda, que crece por sí misma en todas las cabezas inteligente? —Sin discusión —contestó Zenón—. Vuestras dudas y vuestra fe son como pompas de jabón en la superficie, pero la verdad que se deposita en nosotros como la sal en la retorta, cuando hacemos una destilación arriesgada, se halla de este lado de la explicación y de la forma, demasiado caliente o demasiado fría para la boca humana, demasiado sutil para la letra escrita y más valiosa que ella. |
No sabía que el dolor contenía extraños laberintos por los cuales no había terminado de andar.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?