El odio no tiene razón de ser.
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El odio no tiene razón de ser.
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«Añoraba los años en que le bastaba con estar en su habitación desplazando la mano sobre un papel cuadriculado, sin tener que tomar decisiones ni andar en busca de su identidad, cuando sus padres lo decidían todo por él y en lo único que tenía que concentrarse era en el limpio trazo de una línea o la perfecta linealidad de una regla.»
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Le parecía la expresión ideal de una relación entre adultos, tener a alguien con quien discutir la mecánica de una existencia compartida.
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Las peores posibilidades involucran a otras personas. Las mejores también.
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Los objetos se rompen y a veces se reparan, pero en la mayoría de los casos te das cuenta de que, por graves que sean los daños, la vida se reorganiza para compensarte de tu pérdida, a veces de una forma maravillosa.
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A veces envidiaba a sus amigos exactamente por las mismas razones que en otro tiempo los había compadecido: el hecho de que nadie esperara nada de ellos, la normalidad de sus familias (o la ausencia de familia), su forma de manejar la vida movidos solo por sus ambiciones.
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Había llegado a ver a sus amigos de otro modo, no solo como apéndices de su vida sino como personajes diferenciados que habitaban sus propias historias; a veces tenía la impresión de estar viéndolos por primera vez, aun después de tantos años de conocerlos.
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Cerrará el grifo de la ducha, se tumbará en la bañera y apoyará la mejilla en la baldosa con la esperanza de encontrarse mejor. Recordará lo atrapado que está, atrapado en un cuerpo que aborrece, en un pasado que aborrece, sabiendo que no será capaz de cambiar ni uno ni otro. Querrá llorar de frustración, de odio y de dolor [...] Sentirá que no es nada, tan solo una cáscara cuyo fruto se momificó y se encogió hace tiempo, y suena inútilmente si se la agita. Experimentará aquel hormigueo, aquel estremecimiento de asco que le sobreviene tanto en los momentos más felices como en los más desgraciados, y se preguntará quien se cree que es para molestar a los demás, para pensar que tiene derecho a seguir existiendo cuando hasta su cuerpo le dice que tiene que detenerse.
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A veces envidiaba a sus amigos exactamente por las mismas razones que en otro tiempo los había compadecido: el hecho de que nadie esperara nada de ellos, la normalidad de sus familias (o la ausencia de familia), su forma de manejar la vida movidos solo por sus ambiciones.
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(...) a quienes lo único que los unía era la llegada a Estados Unidos no hacía demasiado tiempo y la idéntica expresión de agotamiento, esa mezcla de determinación y resignación que solo el inmigrante posee.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...