¡Adiós, fantasía! ¡Adiós, querida compañera, amada mía! Me voy, no sé a dónde, ni cuál será mi suerte, ni si volveré a verte. Adiós, pues, fantasía. Y ahora, por última vez, déjame mirar atrás un momento. El tictac del reloj que hay en mí se debilita, se hace más lento; mutis, anochecer y enseguida se apagará el sordo latir de mi corazón. |