Tigre, tigre, que te enciendes en luz [...] Acuérdate de mí cuando ya me haya ido...
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Tigre, tigre, que te enciendes en luz [...] Acuérdate de mí cuando ya me haya ido...
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Algo hizo clic muy dentro de mí y me di cuenta de que había estado esperando escuchar esas palabras durante toda mi vida. Me aplastaron y me liberaron al mismo tiempo, encajando en mi alma como una pieza de rompecabezas perdida por largo tiempo.
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A veces la gente normal y común arriesgaba su vida para ayudarse los unos a los otros por la forma en la que sentían. Emociones. Conexiones. Amor.
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Tu cuerpo es una máquina, llena de tubos y válvulas y motores, de señales eléctricas y bombas hidráulicas que funcionan adecuadamente solo dentro de un cierto rango de condiciones.
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No importa lo que los demás piensen de ti cuando estás en lo cierto.
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El fuego es algo breve y temporal, la definición misma de lo efímero. Llega de pronto, cobrando vida con un rugido cuando el calor y el combustible se juntan hasta encenderse, y baila con avidez mientras todo a su alrededor se ennegrece y se enriza. Cuando ya no queda nada por consumir desaparece, sin dejar nada más que la ceniza del combustible que no usó; aquellos trozos de madera y hoja y papel que eran demasiado impuros para quemarse, demasiado indignos para unírsele al fuego en su danza.
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Dos errores hacen un acierto.
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: