La vida secreta de Sarah Brooks

...Las apariencias no solo engañan, sino que por mucho que creas conocer a una persona, siempre hay algo más bajo la corteza...

La costumbre se convierte en algo natural al final, y más para una niña pequeña.

El sol no se tapa con dos dedos, igual que los problemas no desaparecen aunque no se encaren de frente.

Los hijos son una proyección de nosotros mismos, una extensión de nuestros anhelos y deseos.

Puestos a buscarle un adjetivo, sin duda habría sido el de «perfecto». Era un día que invitaba al optimismo, a la esperanza. A un nuevo inicio. A una nueva etapa.

Ella lo había amado, y él la amaría para siempre. Y con cinco letras formadas con unas pocas hojas se lo había anunciado sin ambages.

Una vez llega, se queda contigo, agazapado como un ladrón que te roba los recuerdos, la vida, cuando menos te lo esperas. Que te convierte en un fantasma o, lo que es peor, que convierte a tus seres queridos en seres irreconocibles a tus ojos. Que te enfrenta a un reflejo desconocido ante el espejo. No, el alzhéimer no desaparece: te hace desaparecer.

En cuanto a mí, la lección que he aprendido es clara: ni todos mienten, ni todos dicen la verdad. Las apariencias no solo engañan, sino que por mucho que creas conocer a una persona, siempre hay algo más bajo la corteza. También, que nadie sabe cómo es de verdad hasta que lo ponen a prueba.

La objetividad es un bien que escasea. La neutralidad permite mantener un punto de vista equilibrado ante opiniones contrapuestas

Es el karma, dirán algunos. No. No existe el karma, solo acciones y reacciones; decisiones y consecuencias.