En cuanto solté Las primas, dejé reposar lo leído unas horas y me puse con Las amigas, pero fue una decepción. No había empezado a leer y me hice mucha ilusión leyendo el prólogo LILIANA VIOLA, es verdad que más que el prólogo de Las amigas era una especie de prologo general y pensé “si yo tuviera el don de la palabra, estas fueran las palabras que escogería para hablar de la obra de Aurora Venturini, al menos de las dos únicas novelas que he leído. Justo cuando la conocí en Las primas, pensé como sería la autora, acaso una vieja loca o una joven neurótica, o quien sabe si una dotada estudiante de Letras que nos gastaba una broma, luego Aurora dice “¿Querían vejez? Aquí la tienen”. “Las amigas” no cumplió ninguna de mis expectativas, continué engullendo palabras, líneas y páginas, esperando encontrar en cada esquina el “algo” que me atrapó en Las primas, ese “algo” que me hizo temblar, pero solo encontré la misma neurosis que ya no me parecía tan original, ni siquiera tan verosímil en una Yuna muchos años más vieja, más vivida, superada. Aquí reencontramos a Yuna Riglos que conocimos en Las Primas, pero si no la has leído te lo has perdido 😉 y no es que sea imprescindible haberlo hecho para llegar a las amigas, pero sería de mucha ayuda para entender la marea cambiante de su autora. Pasada la sorpresa de su estilo y de la historia tan… tan… cruda por no encontrar ningún adjetivo mejor, las amigas me aburrieron, me pareció pedante y no precisamente por los motivos que nos adelantaba Liliana Viola en el prólogo, más que su manera de decir arrogante, lo que me molestó fue que llenara las páginas cuando no tenía nada que decir, me hubiera gustado volver a sentir lo que sentí leyendo 'Las primas', pero estas no son las primas… estas son Las amigas. + Leer más |
Aurora Venturini irrumpió en el horizonte de la literatura argentina a sus 85 años al ganar un premio llamado “Nueva Novela”. Pero ¿quién había sido antes?; ¿por qué no la conocíamos? Dueña de un estilo irrepetible, alejada de los circuitos literarios de la época, Venturini cultivó una vida misteriosa entre su ciudad natal, La Plata, y sus viajes a Europa en busca de una estirpe. Tanto en entrevistas como en ficciones se ocupó de construir una biografía fabulosa y equívoca que incluye fechas falsas de nacimiento y de defunción.
Liliana Viola, elegida por la misma autora como albacea de su obra, emprende la búsqueda de sus infinitas verdades a través de entrevistas a quienes la conocieron y trabajaron con ella, confesiones y manuscritos inéditos.
Aparecen aquí la niña víctima de la Década Infame, la joven enamorada de un hombre imposible, la pionera de la psicología, la peronista de Evita, la profesora excéntrica, la esposa y nunca madre. Esta no soy yo es una biografía literaria que se lee como una de las mejores novelas de Aurora Venturini.