Pero los sueños eran gratuitos y ella últimamente quería volver a soñar, a ilusionarse, a ver el mundo de color de rosa y dejar de sentirse una inútil por los cambios que se habían producido en su vida por culpa de una montaña de mentiras que le tiraron encima. Ya estaba en Escocia. Era el momento de soñar y sonreírle a la vida. |