PERLAS PSICOTRÓNICAS DE LA CIENCIA FICCIÓN JAPONESA

Lo psicotrónico tiene que ver con energías psíquicas y atómicas, y su interacción en los seres vivos. En Europa está considerado como un término ligado al ocultismo, pero a comienzos del 1900, en Francia, se desarrolla un tipo de ciencia ficción que acaba por tomar este término como propio. Y es en época donde esta literatura llegará a tierras niponas, donde existía un grupo de escritores que hoy podríamos llamar amateurs, que quedó fascinado con este tipo de ficción y comenzó a generar la propia, de esta manera nace "Perlas psicotrónicas", volumen editado por Satori.

Este tomo entrega justo lo que promete: perlas de relatos que más que perlas, son verdaderas joyas perdidas de la literatura de ciencia ficción, cuentos escritos hace mucho tiempo. Estos autores van a deleitarnos con sus postulados científicos bizarros y disparatados, y científicos locos fuera de control, moscas mutantes y también moscas robot... Lo mejor de una época desbordante de imaginación donde todo un futuro tecnológico y apocalíptico estaba a la vuelta de la esquina.

La sociedad japonesa ha sido históricamente bastante reprimida en cuanto a sentimientos y emociones, y esto ha dado a lugar a obsesiones y filias. En el primer relato, "El huevo" de Kyusaku Yumeno, leeremos una historia cuyo personaje central es un extraño huevo y una pareja intentando amarse. La historia tiene un fondo muy onírico.

Sampei Hoshida nos sumerge directamente en una atmósfera fatalista y apocalíptica en el segundo cuento, "Crónicas de la ciudad central terrestre", nos trae a un presente cercano al contarnos sobre un virus que extermina a toda la población. La idea es realmente interesante, ya que plantea la situación del regreso de tres náufragos que se encuentran inesperadamente con esta terrible situación.

Juza Unno vuelve a demostrar aquí que es uno de los más grandes maestros de la ciencia ficción japonesa, o quizás el mejor. Toma como elemento central a las moscas para componer un relato fix-up, donde veremos a moscas asesinas que transmiten terribles enfermedades contagiosas, moscas gigantes, alegoría política en "las moscas de la extrema izquierda, y moscas mecánicas que actúan como drones de sabotaje y exterminio... El último cuento trata sobre un científico devorado por una mosca, y aquí por supuesto y no por casualidad hay ecos de "La mosca" de George Langelaan, otro escritor francés de la época. La aportación de Unno en esta antología es un verdadero delirio psicotrónico y una pequeña obra maestra. No olvidemos que muchos años después, Richard Matheson escribió su famosa novela "El increíble hombre menguante" con elementos muy parecidos a este cuento, y ya entrados los años ochenta David Cronenberg filmó su maravillosa "The fly".

Y si hablar de Cronenberg es hablar de nueva carne, en los próximos relatos exploraremos esa vertiente. Ya que en "El Tengu de hierro" del propio Juza Unno sabremos de unos samuráis cibernéticos..., un relato que presagia las tragedias de la inteligencia artificial.

Repetimos autor con Kyusaku Yumeno, en este relato sabremos de un sujeto de pruebas es manipulado científicamente con desastrosos resultados, amalgamando carne y hueso con acero y metal en una especie de demencial "disco humano" para ser usado como agente secreto. Una vez más, la ciencia llegando a límites de locura y maldad insospechados, mostrando el perfecto fracaso que significa el progreso.

Más adelante, Ikujiro Ran y "El controlador de ondas cerebrales". Trata del amor de un joven por una robot, con resultados trágicos. Un cuento especialmente interesante en cuanto a que el autor reflexiona sobre ciencia ficción y fantasía. Personalmente no soy tanto de este tipo de cuentos más reflexivos, pero la prosa sosegada con la que escribe Ran lo hace muy disfrutable. Es más un cuento de carácter filosófico, donde el autor se esfuerza por crear un entorno más realista y plausible.

Regresa Juza Unno con una última aportación, "El intestino viviente". Con ecos lovecraftianos, este cuento destila sadismo y locura cayendo a veces en el absurdo, lo que sin duda lo hace de lo mejor de la antología.

Seguimos con la nueva carne de nuevo de la mano de Ikujiro Ran: "Plantas humanas" nos presenta un paraíso que es a la vez infierno, un jardín de lujuria enfermiza habitado por otro científico delirante jugando a ser Dios, esta vez a través de unas mujeres-planta, o mujeres-flor, en un laberinto que será descubierto por un inesperado explorador. La joya sicalíptica de la colección, un cuento eroguro con descripciones bastante subidas de tono y que irremediablemente recuerda a las fantasías morbosas del gran Clark Ashton Smith.

Cerraremos con "la pasión de los rayos cósmicos" de Udaru Oshita. Una viuda que enloquece. Después de fallecer su marido nos narrará en primera persona sus sospechas sobre la relación de unos extraños rayos cósmicos y la muerte del hombre...

Satori sorprende con esta antología de autores que murieron hace mucho tiempo pero cuyos temas, aquellas cuestiones que los obsesionaron en una época de total novedad para la ciencia, están más vigentes que nunca. La portada y la colorida ilustración no hacen más que reafirmar que este libro es de los inolvidables, del los que hay que tener en la biblioteca junto a los grandes maestros occidentales de la ciencia ficción.