Dio por cierto que la habían matado y la imaginó viendo el rostro de su asesino. ¿Qué se sentiría en un momento así? ¿Qué pasaría por la mente de alguien que sabe que sólo le quedan unos instantes de vida?
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Dio por cierto que la habían matado y la imaginó viendo el rostro de su asesino. ¿Qué se sentiría en un momento así? ¿Qué pasaría por la mente de alguien que sabe que sólo le quedan unos instantes de vida?
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Siempre ha sido más fácil sentir pena por la desgracia que alegrarse por quien tiene fortuna.
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No lloró. El hecho de haber estado tan cerca de doña Eulalia la había alejado del resto del servicio, como si la rechazaran por pertenecer a otro nivel, aunque ahora todas compadecían su surte y se lo expresaban sin fingimiento. Siempre había sido más fácil sentir pena por la desgracia que alegrarse por quien tiene fortuna.
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Empezaba a levantarse el viento, un viento templado y húmedo que, sin duda, anticipaba lluvia. La luminosidad del cielo del cielo, aunque mostraba resistencia, se iba difuminando entre el gris de unos nubarrones que se adueñaban por momentos del espacio celeste. La oscuridad ya se había apropiado de la tierra seca, que deseaba la tormenta con sed de estío agónico, y las sombras de árboles y arbustos se habían alargado para fundirse con el resto del paisaje.
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Echaba de menos cualquier hálito humano, porque el bosque y sus olores de hojarasca agitaban en su interior unos estremecimientos que constreñían un ánimo cada vez más escaso.
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Siempre ha sido más fácil sentir pena por la desgracia que alegrarse por quien tiene fortuna.
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Aquellos que más presumían eran quienes menos gustaban de ofrecer.
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Yo soy un dios.
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Todos los seres de los que hablo siempre tienen hambre y sed… Son insaciables. Una no debe exponerse, no debe caminar sola en la oscuridad…
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Esos seres existen y están aquí, muchacha.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?