La desaparición de Annie Thorne

Nos gusta aparentar que aprendemos de nuestros errores, pero no es verdad. Siempre creemos que la próxima vez será distinto. Nunca lo es.

Muy pocos hablamos sobre la muerte, ¿no? Es un secreto sórdido. Y, sin embargo, en cierto modo, la muerte constituye la parte más importante de la vida. Sin ella, nuestra existencia sería impensable.

En ocasiones hay lugares que, como las personas, quieren que los encuentren.

A veces pienso que no es el paso de los años lo que nos hace envejecer, sino la desaparición de las personas y cosas que nos importan.

No hay que temer a los muertos, sino a los vivos.

La gente dice que el tiempo lo cura todo. Se equivocan. Lo que hace el tiempo es borrarlo todo. Transcurre inexorable, paso lo que pase, y va erosionando nuestros recuerdos, desgastando las grandes rocas del sufrimiento hasta que solo quedan esquirlas afiladas, aún dolorosas, pero lo bastante pequeñas para resultar soportables.

No descanses un momento, hasta que lo bueno sea mejor, y lo mejor, supremo.

Uno nunca sabe lo que sucede en realidad de puertas adentro.

Incluso cuando el hogar de una familia está vacío, quedan en él ecos de vida.