No se dijeron nada porque no hizo falta, a veces las miradas, los silencios y las respiraciones podían decir mucho más que cualquier discurso.
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No se dijeron nada porque no hizo falta, a veces las miradas, los silencios y las respiraciones podían decir mucho más que cualquier discurso.
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Él estaba en su cabeza, en su alma y en su corazón. Como si su amor hubiera estado destinado desde el primer momento en el que cruzaron sus miradas, como si nunca hubiera importado lo mucho que lucharon por alejarse el uno del otro en un principio.
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¿Con qué frase empieza esta novela?