Buscaba la belleza

Me hice mayor el día que una psicóloga me preguntó si no creía que todos tenemos algo de responsabilidad en lo malo que nos pasa. Y tuve que responder que sí. Ese día entendí que debía dejar de ver a los demás como culpables y mirar un poco hacia dentro, hacia todos aquellos cajones cerrados que empezaban a oler realmente mal.
Encontrarme con Terrés fue todo un acontecimiento. Me pasé semanas con Nada importa siempre a la vista, hablando de él con todo el que quisiera escucharme. Me puse pesada de verdad. La cantidad de marcas que tiene ese libro dan una idea de lo que significa para mí: un manual del buen vivir. Eso es.
Pero siempre me pregunté si ese entusiasmo por las pequeñas cosas venía de serie o era adquirido, si era posible llegar hasta ahí sin haber pasado antes por la apatía y el miedo. Puede que sí lo sea, pero creo que así se aprecia más.
Terrés me ha contestado a esa pregunta y a muchas otras. Se ha hecho esperar, eso sí. Pero ha merecido la pena.
El verano empieza de nuevo y lo que me llevo de esta aventura es la sensación de que todos buscamos la belleza. Y la certeza de que la belleza no es perfección, es vida.
Que está ahí. Que es.
Solo debemos aprender a mirar.