A veces, todo lo que una persona inmensamente triste necesita es una pared contra la que derrumbarse
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A veces, todo lo que una persona inmensamente triste necesita es una pared contra la que derrumbarse
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“La vida sigue rondado, pero encuentra nuevos caminos”
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Mi padre y yo declinamos participar en un acto público. No nos apetecía rebobinar ante desconocidos. Porque se acabaría así, pulsando el botón de rewind, mientras nos veían millones de personas a través de los televisores y regresábamos a los periódicos y a las radios, que nos recordarían que nuestros seres queridos ya no estaban. Nosotros ya vivíamos instalados en un rewind privado, yendo de delante atrás continuamente.
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“Es una llave muerta que no abre ninguna puerta salvo la del recuerdo”
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Si la vida era aleatoria, que lo fuese. Hay hechos que sólo admiten un número de vueltas de tuerca, y si les das más de la cuenta, empiezan a carcomerte y el pensamiento deriva en laberinto
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Siempre hay un segundo, cuando el mundo te espanta, porque alguien a quien amas fallece, o enferma, o simplemente caes enfermo tú, en el que adquieres la conciencia de la fragilidad de la vida, incluso de su extrema transitoriedad, y vislumbras que las cosas trascendentales son otras diferentes a las que regularmente persigues.
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Muchas cosas cambiaron a partir de esa noche. Qué si no. Era un golpe de vida, y los golpes de vida mueven las cosas seguras, que siempre han sido de determinada manera, de su sitio original. La fortaleza de una persona se demuestra en su capacidad para, con paciencia, redimirse, devolver todo lo que se ha movido, y que es importante, a su lugar.
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Las personas cambiamos. Cambiamos sin saberlo, a veces también cambiamos sin querer, cambiamos tras asegurar que no lo haremos, cambiamos poco a poco y cambiamos de repente, cambiamos porque nos empujan o porque nos equivocamos. Cambiamos para sobrevivir, cambiamos por egoísmo, siempre cambiamos.
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No nos apetecía rebobinar ante desconocidos. Poque se acabaría así, pulsando el botón ‘rewind’, mientras nos veían millones de personas […] que nos recordarían que nuestros seres queridos ya no estaban. Nosotros ya vivíamos instalados en un ‘rewind’ privado.
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No me apetecía rebobinar ante desconocidos. Porque se acabaría así, pulsando el botón rewind. Nosotros ya vivíamos instalados en un rewind privado, yendo de delante atrás continuamente (página 144)
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"