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Este libro posee una gran peculiaridad, si conoces la obra de Richard Serra, la has visto, por ejemplo en el museo Guggenheim de Bilbao, entonces, la perspectiva cambia totalmente y es cuando verdaderamente puedes disfrutar del libro. A ver, yo no la he visto, siempre he querido ir, y todavía no lo he hecho, estuve a punto, luego no pudo ser, Bilbao sí lo conozco, pero no el Guggenheim, circunstancias de la vida. Sin embargo, unas amigas sí estuvieron, lo visitaron y vieron la gran obra de Serra, se pasearon por ella y me contaron que la sensación que te provoca entrar en ella y examinarla detenidamente llega a producir sensaciones físicas que no puedes remediar, incluso mareo. La obra que permanece en el museo es la llamada la materia del tiempo, y está claro que Serra la construyó para estar ahí, parece que siempre crea sus obras con esa intencionalidad, para estar en un específico y concreto lugar. La creó para la sala más grande del museo Guggenheim , que fue diseñado por el arquitecto Frank Gehry. y según el propio autor , el único lugar donde hubiese podido instalarse y ahí están para producir los efectos necesarios en el espacio que ocupan, puesto que para él las obras provocan una especie de diálogo con su espacio y el visitante, de esta forma, entra directamente en la escultura. Tengo muchas ganas de ir al museo. También tenía previsto ir antes de la pandemia , y se aplazó, ahora ya no sé. Entonces, lo que me ha pasado con la lectura de este libro es que hay un mayor acercamiento y he podido comprender a cada uno de los personajes , que son muchísimos. Cada uno de ellos va relatando lo relacionado a la pérdida de una de las grandes obras de Serra, que estuvo expuesta en el Reina Sofía, en el año1986 para la inauguración del Museo, luego se almacenó en una empresa de Macarron SL en Arganda del Rey y con el paso de los años, en 1992, se pierde su rastro y en la actualidad sigue desaparecida. Estuvo muchísimos años sin ser expuesta, el Reina Sofía quiso recuperarla nada más y nada menos que quince años después. Pero entonces, la empresa que se ocupó de su almacenaje quebró, y de la escultura nunca más se supo. Parece mentira, eso es lo que se plantea en la obra. ¿Cómo es posible que una enorme obra, de un peso exorbitado y dificilísima de trasladar, desaparezca? Una obra de treinta y ocho toneladas. Parece inverosímil. Y así es como cada personaje que estuvo relacionado con la obra, directivos, políticos, transportistas, policías, jueces, arquitectos, críticos, artistas, galeristas, periodistas, coleccionistas, amigos de Serra, trabajadores, taxistas e incluso el propio Richard Serra, hasta 73 personajes, son los que van contando, y en tiempos diferentes, lo que conocieron y saben de la misma. Y es que el hecho de su desaparición adquirió relevancia mundial. Y a pesar de algunos indicios, que se demuestran todos falsos, la obra nunca apareció, pero eso sí, el Museo Reina Sofía y Richard Serra llegaron a un acuerdo en el año 2006 para que el escultor hiciese una reposición de las piezas de acero de la obra desaparecida titulada equal-Parallel/Guernica-Bengasi, que es la que se expuso y ahí sigue. Pero este libro, muy diferente en la forma a cualquier otra obra, también ha supuesto para el escritor, todo un reto, y mucha paciencia, se encontró con una gran cantidad de trabas para acceder a los documentos y a las personas que estuvieron implicadas, así pues, como él mismo dice fue todo un acto de insistencia, paciencia e incluso de locura. Y puede parecernos repetitivo, aunque claro, es el mismo hecho contado desde diferentes perspectivas y puntos de vista, y además las sustanciosas referencias al trabajo de Richard Serra. Y conociendo todo esto, el libro ya es como él mismo lo titula, una obra maestra, en muchos sentidos. Y hay que descubrirlos. Lo que ocurrió es que se evaporó un tótem, un ídolo, no atendiendo a su representación puramente totémica, como fetiche colectivo al que los pueblos pueden dirigirse y venerar y al que atribuyen voluntades protectoras, no, en absoluto. Totémico en cuanto a la expresión que reviste lo misterioso, lo inalcanzable, algo que no puede explicarse, que está presto a romper cabezas, que intentarán concluir, o al menos acercarse a ver una respuesta aceptable, una respuesta que en este caso no deja de huir. Sorprendente, diferente, produce extrañeza, si se acercan lo comprobarán. Yo lo leí, lo he dejado reposar, reflexionas y sencillamente, me ha gustado leerlo. + Leer más |
Sigue en directo el próximo 19 de enero el fallo de la XXVI edición del Premio Alfaguara de novela, cuyo jurado está presidido por la escritora Claudia Piñeiro. El resto del jurado está constituido por el periodista y escritor Javier Rodríguez Marcos, la editora y traductora Carolina Orloff, el librero de Letras Corsarias, en Salamanca, Rafael Arias García, el escritor Juan Tallón y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes (con voz, pero sin voto).
El premio está dotado con 175.000 dólares, una escultura de Martín Chirino y la publicación simultánea en todo el territorio de habla hispana. En esta convocatoria se han recibido 706 manuscritos de España y Latinoamérica.
La novela ganadora llegará a las librerías el próximo 23 de marzo.
Más información en: http://premioalfaguara.com/
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SOBRE EL PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA
Alfaguara, sello fundado en 1964 y que desde 2014 forma parte de Penguin Random House Grupo Editorial, ha contribuido desde su fundación a la difusión de la literatura en español escrita a ambos lados del Atlántico. El Premio Alfaguara, cuya primera edición se celebró un año más tarde, responde a este objetivo editorial y cultural. Más de tres décadas después, en 1998, fue relanzado por el periodista y escritor Juan Cruz, director literario de Alfaguara entre 1992 y 1998. En esta última etapa, el Premio Alfaguara ha desempeñado, a través de sus veinticuatro ediciones, un papel determinante en la difusión por todo el mundo de la literatura en lengua española: más de 2.700.000 de lectores han podido disfrutar de las obras ganadoras, que han sido siempre valoradas por su alta calidad literaria. Su edición simultánea en España, Latinoamérica y Estados Unidos sirve de homenaje a una lengua común a más de quinientos cincuenta millones de lectores.
Desde su fundación en 1998, el jurado del Premio Alfaguara de novela ha estado presidido por Carlos Fuentes, Eduardo Mendoza, Alfredo Bryce Echenique, Antonio Muñoz Molina, Jorge Semprún, Luis Mateo Díez, José Saramago, José Manuel Caballero Bonald, Ángeles Mastretta, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Luis Goytisolo, Manuel Vicent, Bernardo Atxaga, Rosa Montero, Manuel Rivas, Laura Restrepo, Javier Cercas, Carme Riera, Elena Poniatowska, Fernando Savater, Juan José Millás, Juan Villoro, Héctor Abad Faciolince y, en esta edición, Fernando Aramburu.
En 1998 un jurado presidido por el escritor mexicano Carlos Fuentes concedía el premio ex aequo a dos escritores latinoamericanos: el cubano Eliseo Alberto, por Caracol Beach, y el nicaragüense Sergio Ramírez, por Margarita, está linda la mar. Desde esta primera edición quedó vinculada al premio la concepción panhispánica de la literatura que defendía Fuentes como ámbito de acción para los escritores en español: un vasto «territorio de la Mancha» que se extiende a lo largo y ancho del orbe y en el que nunca se pone el sol.
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