Huérfanos de sombra

...por muy insignificantes que el mundo nos haga sentir, jamás debemos rendirnos y dejar que nuestra sombra se vuelva trasparente y desaparezca, porque en ese momento estaremos perdidos.

Somos como un trozo de arcilla en manos de la vida. Cada cosa que nos sucede, cada revés o cada alegría, nos va modelando a cada uno de una manera. Unos estamos hechos de una pasta más dura, otros son más moldeables, pero ninguno nos parecemos al inmaculado bloque inicial con el que venimos al mundo.

...con los años, su pasado se había convertido en una carga tan pesada que no tenía fuerzas para soportarla en soledad.

Nunca le gustó juzgar las acciones de otros porque pensaba que todo el mundo tiene un motivo que le lleva a hacer lo que hace y sabía que la desesperación puede empujar al mejor ser humano a comportarse como un bárbaro.

...hasta el más pequeño cabello proyecta una sombra.

...creía haber encontrado un bálsamo para sus heridas. Sabía que nunca cicatrizarían, pero al menos ya le permitían respirar sin dificultad.

Hasta el ser más minúsculo e insignificante tiene su sombra, y debe ser respetado de la misma manera que los demás.

Hay personas que construyen un muro a su alrededor para evitar que la tristeza entre y les duela, pero no se dan cuenta de que, construyendo ese muro, tampoco dejarán pasar a la felicidad.

Era una de esas personas que brilla hacia dentro y que, una vez te permiten mirar en su interior, te quedas a su lado para siempre.

Dicen que lo que no se nombra se deja de recordar y lo que no se recuerda no existe. Lo hice tan bien que, cuando el tiempo templó ese dolor y lo sustituyó por otro aún más desgarrador, traté de volver a recordar y no fui capaz.