Cuando ves el título y la sinopsis de este libro, sabes que lo mejor sería leerlo en navidad, pero si os pasa como a mí y lo lees en invierno, se disfruta igual o incluso más, porque llegas a identificarte con los turistas que nos presenta la autora en nuestra segunda visita a Mist Rachs.
Es un libro que se lee rápido e ideal para aquellos que os guste las películas navideñas y las paradojas temporales.
Empieza en el epílogo de "
Christmassy dessert of love" y cuenta con su propia leyenda, que va a estar muy presente a medida que se avanza en la lectura. Esta leyenda va a dar a lugar a bastantes hipótesis y mucho juego para aquellos a los que les gusten las paradojas temporales.
En esta ocasión, la historia se centra en una particularidad de Mist Rachs y el cómo llegan los turistas al entrañable pueblo... aunque también se suma el de dónde y cuándo.
Tenemos dos grupos de turistas muy particulares en esta historia que pondrán patas arriba la tranquilidad de Mist Rachs y de sus habitantes (sobre todo al pobre de Pete), un grupo formado por la emperatriz y su familia, y otro formado por una escritora y su novio.
En un principio, el segundo grupo no parece que vaya a dar grandes problemas, pero la curiosidad hará que no sólo tengan que tratar de ser cuidadosos con la emperatriz, sino con qué información le dan a la escritora.
Me ha llamado la atención el cómo se adaptan a estas visitas inesperadas y los habitantes actúan como si fuera lo más habitual del mundo. Pero, si hay algo que me ha hecho decir ¡me ha leído el pensamiento!, es una deducción que hace Sara al final del libro a la que yo llevaba dando vueltas desde que dijeron a dónde se dirigía cada uno.
La trama se desarrolla como buena película de temática navideña con sus dulces y decoraciones, pero, ante todo, sin dejar a un lado la relación de Jenna y Philip. La pareja de chefs protagoniza la mayor parte de la historia con sus preocupaciones y sus momentos de intimidad.
Por otro lado, tendremos a la emperatriz, quien lejos de ser alguien que se queda quieta sin hacer nada, trata de ir de actividad en actividad navideña con los protagonistas y disfrutar de la libertad que le ha otorgado Mist Rachs, aunque sea algo temporal.
Está llena de energía y es contagiosa, al igual que su buen humor. Aparecía ella y mi noción del tiempo desaparecía por completo y leía varios capítulos cada vez.
No quiero contaros mucho más, tendréis que descubrir los secretos de Mist Rachs por vosotros mismos ya que por cómo fue el final... tenemos Mist Rachs para rato y yo estoy deseando adentrarme en el pueblo una tercera vez en la lectura.
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