Llevo muchos años dando vueltas en mi jaula, albergando sueños de asesinato y venganza. Hasta el día en que la solución se presenta ante mis ojos como una evidencia: atrapar al cazador en su propia trampa, encerrarlo en un libro.
|
Llevo muchos años dando vueltas en mi jaula, albergando sueños de asesinato y venganza. Hasta el día en que la solución se presenta ante mis ojos como una evidencia: atrapar al cazador en su propia trampa, encerrarlo en un libro.
|
Lo que ha cambiado hoy, y de lo que se quejan fustigando el puritanismo tipos como él y sus defensores, es que, tras la liberación de las costumbres, también está liberándose la voz de las víctimas.
|
Entre líneas y en ocasiones de la manera más directa y cruda, algunas páginas de los libros de G.M contribuyen una apología explícita del abuso sexual a menores. La literatura está por encima de todo juicio moral, pero, como editores, debemos recordar que la sexualidad de un adulto con una persona que no ha alcanzado la mayoría de edad sexual es un acto reprobable y castigado por la ley. Ya está, no es tan difícil. Incluso yo podía haber escrito estas palabras. |
Desde el primer instante confundo su sonrisa con una sonrisa paternal, porque es una sonrisa de hombre, y ya no tengo padre.
|
«Pero no estoy a la altura de librar con él una batalla verbal. Soy demasiado joven e inexperta. Frente a él, el escritor y el intelectual, carezco dramáticamente de vocabulario. No conozco la expresión “pervertido narcisista”, ni “depredador sexual”. No sé lo que es una persona para la que los demás no existen. Sigo creyendo que la violencia es solo física. Y G. maneja las palabras como una espada. Con una sola frase puede darme una estocada y acabar conmigo. Imposible librar una batalla en igualdad de condiciones.»
|
Cada vez que un hombre intentaba hacerme gozar o, peor aún, gozar él a través de mí, yo tenía que luchar contra el asco que acechaba en la sombra, siempre dispuesto a caer sobre mí, contra la violencia simbólica que otorgaba a gestos que no la tenían.
|
Los cuentos infantiles son una fuente de sabiduría. Si no, ¿por qué pasarían de una época a otra? [...] Hoy los observo con desconfianza. Entre ellos y yo se ha alzado una pared de vidrio. Sé que pueden ser venenosos. Sé que lo que encierran en sí puede ser tóxico. Llevo muchos años dando vueltas en mi jaula, albergando sueños de asesinato y venganza. Hasta el día en que la solución se presenta ante mis ojos como una evidencia: atrapar al cazador en su propia trampa, encerrarlo en un libro.
|
Entonces, con tono cariñoso, se pone a presumir de su experiencia, de su saber hacer, que le ha permitido quitar la virginidad a chicas muy jóvenes sin hacerles daño, y llega incluso a afirmar que guardan toda su vida un recuerdo emocionado, que tuvieron la suerte de haberse encontrado con él
|
Si las relaciones sexuales entre un adulto y un menor de quince años son ilegales, ¿por qué esa tolerancia cuando son obra del representante de una élite, un fotógrafo, un escritor, un cineasta o un pintor? Se supone que el artista pertenece a una casta aparte, que es un ser con virtudes superiores al que concedemos la omnipotencia, sin más contrapartida que producir una obra original y subversiva, una especie de aristócrata con privilegios excepcionales ante el cual nuestro juicio, en un estado de ciega estupefacción, debe hacerse a un lado.
|
Porque escribir suponía volver a ser el sujeto de mi propia historia. Una historia que me habían confiscado hacía demasiado tiempo.
|
¿Cuál fue la primera obra escrita en verso en lengua castellana?