Querer a alguien, tener amores en común, es algo que une mucho, a veces más que un afecto mutuo.
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Querer a alguien, tener amores en común, es algo que une mucho, a veces más que un afecto mutuo.
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Una desazón le llevaba a preguntarse si esa amistad a cinco que tanto querían y protegían todos no se estaría condensando demasiado, si no corrían el peligro de volverse impermeables. Los espacios cerrados apestan a rancio.
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El sol estaba a punto de terminar su jornada laboral y daba comienzo esa hora en que los edificios se cubren de un velo rosado que difumina los perfiles. Enseguida, todo se tiñe en el horizonte y, de repente, casi sin que podamos darnos cuenta, oscurece.
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Él aseguraba que no necesitaba mirar las fotos, que solo deseaba disfrutarlas durante el instante y a simple vista, sin intermediarios de ningún tipo. Los ojos capturan, decía, y ya está. Mantenía que la belleza de una composición efímera era aún más intensa. [...] El cuadro ya sólo existe en nuestra mente.
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Fingió que el calor de su mirada, que le lamía los brazos desnudos y la línea del cuello hasta la clavícula, ni siquiera le rozaba la piel.
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Sería interesante poder recordar la primera impresión que nos causó una persona al cabo de los años, cuando ya la hemos conocido, cuando la queremos.
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Escribió un libro titulado "De lo espiritual en el arte"