El revólver de Buffalo Bill

¡¡¡Yiiiiiiiija!!!

Amanecí cabalgando una escoba que va pidiendo a gritos su jubilación.
En una mano sostengo mi boina de pana y "pezón" caído a falta de algo mejor.
Con la otra azoto mi trasero para ganar velocidad.

Hoy toca una del salvaje oeste.

Bueno, muy al oeste Barcelona no está, pero es allí donde desembarca "The Wild We st Show"
Son las navidades de 1889 y todo está dispuesto para que el espectáculo circense coseche un gran éxito y arranque aplausos, alegría y diversión a los parroquianos de la ciudad Condal.

A la cabeza, William F. Cody.
¿Quién es ese?
¡¡¡Buuuuffalooooo Bill!!!

La única discordancia que tengo con el autor es la de pintar a "Arizona John" (asistente y amigo personal de Bill) como extremadamente diligente.

Un circo, a cielo abierto en Diciembre, ni con el mejor clima Mediterráneo es buena idea.
Y así nos va.
Lluvias torrenciales, frío polar y una simpática epidemia de gripe serán los artistas sorpresa de la función.

Para colmo, la hija secreta de Caballo Loco es secuestrada.
Ahí me froto las manos y empiezo a salivar.
Se va a liar. Mucho. Y van a silbar más balas que en "La diligencia"

Interludio:

(A falta de revólver he usado la mano. al soltar las riendas de mi escoba-caballo, este ha dado una coz. Una figurita y un marco de fotos han pasado a mejor vida. La señora Pérez no parece contenta. Me ha lanzado a la cabeza un paraguas y a mi purasangre)


Asistiremos en primera fila al espectáculo con todo lujo de detalles.
El autor te hace sentir a pie de pista recreando la actuación de forma magistral. Mi cerebro hace el montaje inmediato de imágenes a través de la pluma de Solé. Hasta inundaba mi habitación el bullicio del público y el aroma a palomitas.

Con sencillez, sin atascos, la novela también recrea a la perfección la sociedad de finales del XIX, gracias a los datos, que en su justa medida, ilustran el relato.

En la parte de ficción, la trama engancha, aunque encontramos todos los clichés del Far West, incluidas esas "trolas" peliculeras exageradas y difíciles de creer.
Pero, ¿podría ser divertido de otra manera?

Una novela llena de acción y de tópicos situada en un entorno poco habitual que no ganará jamás premio alguno y sin embargo, obtiene una buena recompensa.
Mi felicidad.

Epílogo:

(La señora Pérez parece la estatua de Colón. Pero la dirección de su dedo no está orientada al mar. Sigo esa dirección con la cabeza agachada. Claramente señala la puerta de la calle. Todo parece indicar que dormiré bajo las estrellas. Así es la vida del cowboy.
Bueno, que me quiten 'lo bailao".

¡¡¡Yiiiiiiiija!!!