Un criminal que huyera del lugar del crimen, que huyera del espectáculo insoportable de su víctima, que huyera del remordimiento y de la compasión, no se hubiera sentido tan liberado como él en esos momentos.
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Un criminal que huyera del lugar del crimen, que huyera del espectáculo insoportable de su víctima, que huyera del remordimiento y de la compasión, no se hubiera sentido tan liberado como él en esos momentos.
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Si es verdad que cada vicio tiene su demonio, el del alcoholismo se había entronizado en mis entrañas de modo tal que, cuanto más le otorgaba yo, más exigía él, despierto siempre y enderezando mis potencias a la de beber en todo tiempo y en cualquier lugar, alguna que otra ocasión en el confesionario mismo. Qué sabor tan peculiar tiene ahí el alcohol, le aseguro.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?