Serafín

Serafín es un niño de un pueblito como hay muchos, donde sobran las necesidades y faltan los recursos. Aún con la pobreza que lo rodea el es feliz teniendo a su familia, pero un día las cosas cambian, su papá se va de la casa y al parecer del pueblo.

La mamá de Serafin decide mandarlo por el papá, aún con todas las implicaciones y riesgos de mandarlo solito a un lugar tan descomunal como la Cd de Mexico.

Aun cuando la historia suena familiar, es distinta en detalles. Serafin sale de su pueblo rumbo a la gran Ciudad de México, y ahí vamos nosotros acompañando a este niño tan especial y siendo testigo de sus aventuras.

El personaje de Serafin es entrañable, y hace que la lectura sea muy ágil, aunado a una atmósfera que recuerda un poco el realismo mágico, usado de una manera tan sutil, que a veces uno no sabe si está viendo una realidad, un sueño o un mundo alterno.

Los demás personajes que van apareciendo conforme avanza el relato, son cada uno a su manera únicos, por ejemplo la abuela de Serafin, una mujer que dice haber perdido su alma.

Son muchas les emociones que se pueden ir pasando conforme avanza la lectura , desde una sonrisa ante la inocencia de un niño, como susto ante situaciones de peligro, la tensión siempre está presente y cuando uno llega al final, dan ganas de que hubiera más páginas y que la historia se extendiera, para seguir acompañando a Serafin.

Lo que más me gusto fue el final, es de aquellos que te dejan pensando, con ganas de compartir opiniones con otros lectores, para interpretar y descubrir significados ocultos.

También te das cuenta que la pobreza es un mal que sigue vigente y que ocasiona la desintegración de familias, pues aunque el dinero no es lo más importante, si es vital para que se puedan cubrir las necesidades básicas.

Fue una lectura muy agradable, de esas que se quedan contigo, por ese motivo lo recomiendo ampliamente y sin duda volveré a leer otros libros de Ignacio Solares.

Primeramente muchas gracias a Babelio español y ediciones era por el envío del ejemplar. Añado que no acostumbro a leer realismo, pero que apesar de eso me encontré disfrutando muchísimo el libro ya que el autor tiene una narración magnífica. mientras pasaba una página y otra sentía como si estuviera escuchando a alguien más contándome una anécdota de la infancia. No conocía al escritor, pero con su estilo simple y el uso de recursos literarios hace de esta historia algo estupendo.

La historia no es del todo bonita, y no me refiero a que sea un mal libro, sino que la historia por si misma es algo cruda. Serafín representa el dolor, el anhelo y la incertidumbre que viven las familias de los pueblos cuando algún familiar viaja a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Así mismo, refleja las carencias, las fracturas dentro del hogar cuando el hambre golpea la puerta de una casa en un pueblo chico.

Una muy buena manera de narrar la valentía y la inocencia de los niños. Y una crítica social sobre la poca empatía de la sociedad para con los otros.

Un libro corto, fácil de leer y entretenido.

Cuando Román pierde la esperanza de encontrar trabajo en su pueblo, Agüichapan, donde vive con su familia, decide ir a probar suerte a la Ciudad de México. Y un día deja a su mujer y a sus hijos; los deja sin dinero y sin noticias suyas. En el pueblo se dice que se ha llevado a otra mujer y la duda de si volverá o si les mandará dinero se convierte en el motor que impulsa a Serafín, su hijo mayor, para ir a buscarlo.
Esta novela narra el viaje que el niño hace para buscar a su papá en una ciudad que no conoce, con poco dinero y sin saber siquiera leer números o letras.
Se trata de una historia que mantiene las esperanzas del lector alineadas con las del protagonista gracias a las imágenes y analogías que retratan la manera en que Serafín ve y experimenta el mundo.
Un relato breve con un ritmo de lectura ágil y un final abierto que nos hace pensar en cuáles pueden ser las historias de aquellos que llegan a la Ciudad de México sin trabajo, sin comida y sin tener un lugar dónde vivir.