A un segundo de ti

—Hola, chico alto.
—Hola, experta en mapas
Ella se echó a reír y Taecyeon supo que Macarena tenía todas las de ganar en aquella partida.

Pero ella, igual que Taecyeon, era una golondrina que siempre acababa regresando a su nido.

Y cómo lo disfrutó. Hasta que había comprendido la crueldad con la que la imagen en un espejo puede romperse.

Y allí estaban, dos mujeres que no podían ser más opuestas, entrelazadas por los curiosos caminos de la vida y el destino. Porque donde Macarena era fuego, a Song le habían enseñado a ser hielo. Donde una era aspavientos, abrazos y carcajadas; la otra era rectitud y movimientos elegantes, todos controlados.

(...) lo que sus padres desconocían era que la nueva Macarena ya no perdería el tiempo con una vida ordenada y cabal. Porque eso no había impedido que se rompiera en tantas partes que se notaba llena de aristas que no dejaban de cortar y arañar, por lo que sentía que era imposible que tratara (ni siquiera) de repararse.