A un segundo de ti de Natalia Sánchez Diana
Y allí estaban, dos mujeres que no podían ser más opuestas, entrelazadas por los curiosos caminos de la vida y el destino. Porque donde Macarena era fuego, a Song le habían enseñado a ser hielo. Donde una era aspavientos, abrazos y carcajadas; la otra era rectitud y movimientos elegantes, todos controlados.
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