Al final mueren los dos

El último adiós no marca el final de nuestra historia, sino el comienzo de un nuevo capítulo en el que seguimos amándonos desde distintas dimensiones.

La muerte solo puede separarnos temporalmente, pero nuestro amor vivirá para siempre.

El amor es capaz de romper todas las barreras, incluso la de la muerte.

Nuestro amor es eterno, aunque nuestras vidas sean efímeras.

El dolor de la separación es un recordatorio de lo importante que esa persona es para nosotros.

El amor no puede ser medido en tiempo ni en distancia, solo en intensidad.

El amor verdadero es aquel que perdura incluso después de la separación física.

Un adiós es el imposible más posible de todos, porque nunca quieres decirlo, pero sería estúpido no hacerlo cuando llega el momento. Y me están dejando sin la posibilidad de decir mi último adiós.

Lástima que la vida no nos permita ajustar los engranajes como a un reloj cuando necesita más tiempo.

—Si hubiéramos tenido más tiempo, me habría enamorado de ti.—Lo suelto porque es lo que siento en este momento, lo que he estado sintiendo a lo largo de los muchos momentos, minutos y horas precedentes—. Es posible que ya lo haya hecho. Espero que no me odies por decirlo, pero ahora sé que soy feliz.