Aquel a quien la naturaleza ha dotado en abundancia, no necesita del exterior nada más que el tiempo libre para poder disfrutar de su riqueza interior.
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Aquel a quien la naturaleza ha dotado en abundancia, no necesita del exterior nada más que el tiempo libre para poder disfrutar de su riqueza interior.
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Entendemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo conseguimos, sabremos apreciarlo y nos cuidaremos bien de no echarlo a perder anhelando sin cesar alegrías imaginarias o angustiándonos por un futuro siempre incierto, que, por mucho que peleemos, está por completo en manos del destino.
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Una de las insensateces mayores y más frecuentes es hacer amplios preparativos para la vida, no importa de qué tipo sean.
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Por eso, para bien y para mal, es mucho menos importante lo que sucede a uno en la vida que la manera en que lo experimenta, o sea el tipo y el grado de su receptividad en cualquiera de las maneras.
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En la temprana juventud, al contemplar la vida que tenemos por delante, somos como niños en un teatro antes de que el telón se levante, sentados allí en la oscuridad, entusiasmados y ansiosos, esperando que la obra comience. Es una bendición que no sepamos lo que va a suceder en realidad.
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Son considerados los padres de la filosofía occidental: