La última noche

Me han gustado mucho todos los relatos que componen el libro, pero para disfrutarlos plenamente, mi consejo es que hay que leerlos con detenimiento y sin prisa.

Además de un gran escritor, Salter también ha sido guionista de cine, de ahí que esto también se transmite y se percibe en sus historias noveladas, siendo una de sus características en la ambientación de sus relatos, en los temas tratados y en su cuidada y transparente forma de escribir.

En realidad estamos ante un libro que nos lleva a la exploración de sentimientos y a grandes reflexiones sobre el amor, los deseos , pero también hacia la soledad , el desamor y la muerte.

Son diez relatos cortos y en ellos, con absoluta sencillez y exacta precisión demuestra ser un gran maestro en crear en pocas páginas la vida entera y hacernos ver lo que de vedad importa.

Ahora bien , es un gran narrador pero muy incisivo, a veces incluso cruel, pues nos lleva hasta límites donde asistimos a aquellos momentos y situaciones, fuertes, dolorosos e incluso peligrosos y poco agradables de nuestra existencia.

Y es que en ellos los lectores también nos sentimos absolutamente inmiscuidos porque nos obliga a pensar y a valorar y replantearnos todo lo que nos va relatando.

Todos los relatos me han parecido absorbentes, impactantes y presentados con su genial escritura, una perfecta narrativa y sobre todo, con el manejo de la elipsis , frases cortas y los giros que introduce en algunas de las historias , va creando un mundo en el que entras aún sin querer.

Normalmente los diez relatos apuntan, sobre todo, a las relaciones de pareja donde la traición, las indecisiones, las derrotas, la desolación y los temores nos sobrecogen pero del mismo modo, nos atrapan, nos dirigen, nos arrastran hasta donde existe riesgo y peligro. Y nos acercamos, sin dudarlo, al precipicio, a la penumbra.

Es muy bueno, un gran maestro en saber decir mucho en pocas palabras, también crea diálogos maravillosos, y con esa sencillez que lo caracteriza, nos muestra los misterios más increíbles de la realidad y a la vez, nos encontramos con una grandiosa elaboración literaria y una prosa que nos seduce como nos seduce la belleza del arte. Sin lugar a dudas, un estilo propio y muy rico.

Pocas pinceladas pero que lo dicen todo, además, sin apenas darnos cuenta, porque no hay casi transición, nos lleva del presente al pasado y del pasado al presente. No existe la linealidad y es lo que encontramos en el primer relato, titulado “Cometa” digno de mención , precisamente, por los cambios del punto de vista y los silencios, es una historia en la que la sorpresa es la parte fundamental así como también lo es la fugacidad representada por el cometa.

“El don” , es otro de los relato impactantes ya que pretende ser un compromiso o la excusa perfecta de una pareja con la intención de solventar las dificultades que aparezcan en su relación y mantenerse unidos pero ¿Será esto posible? Un sorprendente desenlace.

En otro de los relatos titulado “Palm Court” es una decisión errónea cometida en el pasado lo que produce un reencuentro imposible y un final sobrecogedor.

El genial relato “Contigo, Mi señor”, donde la traición se convierte en obsesión y donde veremos una relación que la protagonista ha mantenido con un vecino suyo, un poeta, y será a través del perro del vecino, como la vamos a ir descubriendo, dejándonos sorprendidos.

Otro relato que tiene un final que nos deja sin poder movernos y totalmente sobrecogidos , es el titulado “Cuánta diversión” donde tres amigas se juntan para cenar, pero hasta la frase final no nos damos cuenta de una situación inimaginable.

Es increíble la fórmula empleada para cerrar los relatos, cómo nos impactan. ¡Qué buenos son!

Y, vamos a acercarnos al relato final, que responde al título del libro, “La última noche” y si todos los anteriores relatos son excelentes, este se convierte en una obra maestra, realmente es grandioso, es el gran relato que al leerlo, sabes que, en contadas ocasiones, vamos a encontrar un escrito y una historia tan sobresaliente, tan lúcida y tan conmovedora.

No me canso de leerlo, cuando lo terminé, volví a leerlo y después otra vez más, lo he leído tres veces y siempre me parece mejor y me cautiva. Una demostración de auténtica maestría en el arte del relato corto contado con las palabras justas y el tono adecuado.

Y a pesar de que el tema tratado es sobre la infidelidad, la culpa, la enfermedad y la eutanasia , digo, sin miedo a equivocarme, que es salvajemente conmovedor y hermoso aunque también devastador y despiadado.

No dejen de leerlo, es de los que deseas compartir, contarlo y releerlo muchas veces más. Extraordinaria lectura que no se pueden perder.

James Salter es un autor nuevo para mí. le debo a Ros y a su maravillosa reseña de la última noche, la oportunidad de entregarme a sus páginas. ¡Gracias, gracias, Ros!!

Diez relatos componen esta obra. Diez retratos cuyo eje es el amor, pero no desde la visceralidad y la vehemencia juvenil, sino desde la nostalgia de la edad adulta, desde ese espacio solitario que se hace más grande con los años, desde el recuerdo de lo que pudo ser, de lo que lastima aún cuando pasa el tiempo. Relatos donde los personajes nos muestran sus cicatrices emocionales y nos abren la puerta a esos dolores que, aunque cambiaron en intensidad, nunca dejamos atrás.

Estamos desprotegidos ante el amor. No hay manera de arrancarnos los errores, las tristezas y los recuerdos que nos deja. Son tantas las formas de amar, los tipos de relaciones parecen infinitas, pero todas duelen en algún punto. Salter indaga en esa zona, en la cara B del amor.

Cada una de las historias de este libro deja huella. Yo me quedo con tres que me volaron la cabeza: El don, La última noche y, mi favorita, Bangkok. No quiero hacer una sinopsis mal hecha de cada una, pero puedo decir que se valen de elementos y situaciones muy radicales, y de una imaginación muy poderosa, para mostrarnos lo inevitable: el amor va a doler, y en algunos casos va a doler un montón. Estamos condenados al recuerdo, a mirar desde la distancia. Estamos condenados al punto final. Ese punto puede llegar mañana, o en muchos años, pero la ruptura, la separación del ser amado por diversas circunstancias es el precio que vamos a pagar por el camino que hemos andado. Suena fatalista, pero Salter nos lo hace llegar desde una perspectiva madura, desde la belleza de su estilo, y logra, o por lo menos en mí lo ha hecho, que aprenda a convivir y seguir andando con mi tragedia personal a cuestas, con mis dolores, con la carga de mis recuerdos, con lo que ya no será.

Seguiré explorando a James Salter. Me intriga enormemente conocer la trayectoria de un hombre que en los últimos años de su vida publicó un libro como La última noche. Confío ciegamente en que será un placer, y un terremoto emocional.

Que así sea.