Gabino es un joven colombiano que trabaja en un restaurante —el Pukata— junto a otros compañeros inmigrantes y bajo el mando del ruin don Julio que, además de tenerlos trabajando en unas condiciones deleznables, les despoja de cualquier tipo de dignidad. Sin embargo, este no es el centro de sus problemas, Gabino siempre se encuentra preocupado por otras tres razones: su hija Camila vive con su madre en Colombia y él no puede siquiera ir a conocerla porque su padre tiene deudas en su país; está enamorado de Perlita, la mujer de don Julio, con quien mantiene una relación en secreto y vive en constante miedo de ser descubierto y, por último, está convencido de que cuando cumpla 35 años —evento que no dista mucho del presente— morirá tal y como les ocurrió a su madre y a su hermana por padecer epilepsia. A estas preocupaciones se le suma que, además, don Julio decide apuntar al Pukata a un concurso gastronómico y pone a Gabino al mando; en este reto no sólo están en juego el prestigio del restaurante y una gran cuantía de dinero, sino que también peligra su puesto de trabajo. En primer lugar destacaré el único punto que me ha hecho no darle las 5 estrellas finalmente, pues por todo lo demás me parece una obra muy crítica y que toca temas de tremenda actualidad en nuestro país. Lo que no ha terminado de convencerme es que tiene un ritmo demasiado lento y esto provoca que cueste avanzar en la lectura; además, puesto que la historia está narrada desde el punto de vista de Gabino, constantemente le da vueltas a lo mismo y esto consigue, en algunos momentos, fatigar al lector. A pesar de que soy consciente de que esta narrativa tiene por fin reflejar el desasosiego del protagonista y ponerte en su piel, resulta excesivo en muchos puntos de la historia. Sin embargo, estos puntos negativos no han conseguido eclipsar el verdadero mensaje de la novela: una crítica a la xenofobia y al racismo. de todos es sabido que nuestro país posee muchas virtudes pero entre ellas no está la tolerancia y mucho menos la aceptación de la diversidad en ninguna de sus variantes (orientación sexual, origen étnico, salud mental, discapacidad...). Lejos de tratar la temática de una forma ajena y distante —a través del punto de vista de un español, por ejemplo— la autora hace un uso excepcional de la voz del propio inmigrante para hablar de su situación en España. A pesar de que el racismo no es el tema principal de la novela, éste está presente en cada una de las páginas y de forma sutil a través de las vivencias del protagonista y de sus compañeros. La autora aprovecha que toda la acción se desarrolla en un lugar de trabajo —el Pukata— para, no sólo hablar la explotación a la que se ven sometidos muchos inmigrantes en España, sino también para poner en evidencia los rasgos característicos de aquellas personas que se creen por encima de ellos por ser españoles. En el caso de esta novela, este personaje lo encarna don Julio, el dueño del Pukata. Otro de los aspectos que más me han gustado de la novela es que, para ello, los personajes utilizan un lenguaje cargado de expresiones y palabras procedentes de su país. de buenas a primeras, esto no tendría que ser algo a destacar pues es lógico que personas procedentes de otros países utilicen su propio lenguaje para expresarse; sin embargo, no exagero cuando digo que esta es la primera novela que leo en la que se trata con tanto cuidado y cariño cada aspecto de una cultura diferente a la nuestra. Normalmente cuando en un libro aparece alguien que procede de otro país, para recalcarlo se meten con calzador en el diálogo un par de expresiones propias de dicha cultura (las que todo el mundo conoce) y ya queda todo hecho. Sin embargo, en Pukata, pescados y mariscos esto está presente durante toda la novela y quería recalcar lo importante que considero que se haya mantenido intacto este aspecto en la novela. Acerca del Pukata he de decir que me ha parecido magistral su uso para reflejar cómo sería un mundo en el que diferentes culturas pudieran convivir en armonía. A pesar de sus distintos orígenes, los trabajadores del restaurante, con sus más y sus menos, consiguen llegar a un entendimiento que lleva a convertir al Pukata en un centro gastronómico ejemplar. Entre sus cuatro paredes desaparecen las fronteras y, a través de la mezcla de los sabores de cada país, este mensaje llega al lector. Para ir cerrando la reseña, la evolución de los personajes me ha parecido muy destacable. Todos ellos cuentan con un sinfín de matices y la autora se encarga de darle profundidad hasta al personaje más secundario. En quién más se puede percibir este cambio es, como resulta obvio, en Gabino, nuestro protagonista. Su historia nos la cuenta desde la cárcel (esto no es spoiler, pues la novela empieza relatando cuál es su situación) y todo gira entorno a los meses anteriores, pues necesita explicar cómo llegó ahí. Es a través de su relato que podemos apreciar cómo pasa de ser una persona conformista y que deja que la vida le lleve de un lado a otro sin hacer nada, a alguien que lucha por lo que quiere y que tiene muy claras sus prioridades. Por último me queda por subrayar que el final deja muy buen sabor de boca, pues a pesar de ser de todo menos predecible, consigue cerrar la historia de una forma redonda. Enlace: http://lavidademisilencio.bl.. + Leer más |