—¿Qué hace alguien que crece sin madre? ¿Lo cuida el viento, una profesora, la señora de la tienda de la esquina? ¿Quién le enseña a rezar, a temer, a dejar de crear? ¿Quién le dice: «¡Niño, eso no se hace!» ¿Quién le corta las alas y quién se las cose? ¿Quién le pone los pies en la tierra? No tenerla, a veces, es lo mismo que tenerla. Una madre es algo que duele. Es herida y cicatriz. Para un niño, una mamá es la persona que pregunta si quiere leche en el chocolate, la que regaña cuando camina descalzo por la casa, la que prueba la sopa primero, se quema la lengua y espera a que enfríe un poco. Una mamá es la persona que está.