“El cazador de escarabajos” es una novela negra con un toque de ciencia ¿ficción? que trata como tema de base una idea que ha estado siempre presente en la historia de la literatura, la lucha entre el bien y el mal, encarnados aquí por dos personajes que se erigen como el héroe y el antihéroe de la historia. al igual que ocurre en la vida no todo es blanco o negro, también hay grises, y de eso sabe un poco Adrien, nuestro héroe, con el que nunca sabremos hacia donde se va a inclinar su balanza de virtudes y defectos. El bueno: Adrien Bélanger, ex-policía atormentado por su pasado, adicto a sustancias, que decide participar en un proyecto gubernamental para crear agentes psíquicos, esto es, personas capaces de leer los pensamientos y recuerdos de los demás. Su recién adquirida habilidad le llevará a trabajar como detective privado. El malo: Maurice Pourault, informático mezquino y solitario, al que sus ansias de venganza contra todo aquel que le humilló en su adolescencia le llevará a desarrollar un juego de rol a escala real, El Desafío del Centinela, usando la ciudad de París como tablero de juego. La historia se desarrolla en dos tramas que discurren de forma paralela a lo largo de prácticamente toda la novela, confluyendo únicamente en el último tercio. La alternancia entre ambas tramas a lo largo de los capítulos le imprimió un buen ritmo a la novela, pero me resultó un poco frustrante que fuesen tanto tiempo por separado, ya que me parecía estar leyendo dos historias independientes. Un lenguaje directo (demasiado coloquial, en ocasiones), con toques de humor ácido y un estilo visual y muy cinematográfico, contribuyeron también a que ese ritmo no decayese en ningún momento. Es únicamente al principio de la novela cuando este es más pausado, tomándose su tiempo para entrar en materia. Adrien y Maurice son las auténticas estrellas de la película, quedándose el resto de personajes un poco como mero apoyo de estos, ayudando a hacer avanzar la trama, pero sin presentar rasgos característicos que permitan diferenciarlos. Esto pasa sobre todo con el grupo de jugadores que Maurice recluta en la Deep Web para sus desafíos (como podréis imaginar, son lo mejorcito de cada casa 😅). Me ha faltado que se ahondase un poco más en el pasado de ambos personajes. Adrien vive atormentado por su pasado pero apenas se dan unas pinceladas acerca del mismo, y su relación con Stephanie se queda un poco plana, pareciendo en ocasiones un puro trámite para poder incluirle en el experimento. Por otro lado Maurice muestra unos comportamientos claramente sociopáticos que, desde mi punto de vista, no están suficientemente justificados con la información que se da acerca de su pasado. Un mayor desarrollo en todo aquello ocurrido durante su adolescencia, y que él utiliza como excusa para justificar su venganza, quizás habría ayudado a entender mejor ese nivel de crueldad en sus actos. Por momentos, el personaje estaba tan llevado al extremo, con un histrionismo tan marcado, que parecía una caricatura. En el personaje de Adrien me ha gustado ese contrapunto entre su deseo de justicia y de aprovechar sus nuevos poderes para hacer el bien con los demás, y esa clara incapacidad para cuidar de sí mismo. Un héroe con “taras” siempre va a resultar mucho más interesante que un auténtico santurrón. París es la Ciudad de la Luz, pero en “El cazador de escarabajos” se nos muestra su otra cara, la cara oscura, tanto en sentido literal (esa escena en las catacumbas da muy mal rollo), como esa oscuridad que puede llegar a albergar el alma humana. Me ha sorprendido gratamente para ser una primera novela, presentando una historia original con un desarrollo correcto. Puliendo algunos detalles, estoy convencido que Vicent Sala puede dar muchas alegrías en el género. + Leer más |