Sí, amigo mío, alábame, admírame, encuéntrame hermosa, encantadora, perfecta; tus elogios me complacen sin seducirme, porque veo que son el lenguaje del error, que no de la falsedad, y que te engañas a ti mismo aunque no quieras engañarme a mí.
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Sí, amigo mío, alábame, admírame, encuéntrame hermosa, encantadora, perfecta; tus elogios me complacen sin seducirme, porque veo que son el lenguaje del error, que no de la falsedad, y que te engañas a ti mismo aunque no quieras engañarme a mí.
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¡Qué extraño imperio, el vuestro, que hace las privaciones más dulces que los placeres, y que consigue que lo que se hace por vos sea más agradable que lo que se hace por uno mismo!
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No es que no sepa que tu corazón está hecho para mí y para nadie más. Pero uno puede llevarse a engaño en cualquier momento y tomar por pasión un capricho pasajero, y hacer por fantasía tantas cosas como por amor
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Puede que el amor me hubiera salvado. ¡Pero la compasión me perdió!
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Seguro que sabe amar mejor que yo, porque sabe vencerse más que yo.
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Víctima de los prejuicios, las máximas serán un impedimento insuperable para las justas aspiraciones de su corazón. Los hombres le castigarán por sentir con rectitud y por juzgar según la verdad y no según las convenciones.
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¡Qué fatal presente del cielo es un alma sensible! Quien lo reciba, que se espere a no tener sino dolor y desdichas en la tierra
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Siento, amigo mío, que el peso de la ausencia me abruma. No puedo vivir sin ti, bien lo veo; es lo que más me aterra. Recorro cien veces al día los lugares que habitábamos juntos, sin encontrarte nunca; te espero a la hora acostumbrada, no llegas. Todos los objetos que veo me recuerdan tu presencia para advertirme que te he perdido. Tú no padeces el mismo suplicio: sólo tu corazón puede decirte que yo te falto.¡Ay!, si supieras cuánto peor es el tormento de quedarse cuando se separan dos amantes.
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Demasiado bien lo había previsto yo: el tiempo de la dicha transcurrió como un relámpago; empieza ahora el de las desgracias, sin que nada me ayude a prever cuándo concluirá
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Hoy me doy cuenta de lo poco apropiada que es un alma apacible para juzgar las pasiones, y qué insensato resulta burlarse de los sentimientos que nunca se han experimentado
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?