No, Julia, no me es posible verte cada nuevo día tal como te vi la víspera; mi amor necesita aumentar y crecer sin cesar a la par de tus encantos, y eres para mí fuente inagotable de sentimientos desconocidos que nunca hubiera imaginado
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No, Julia, no me es posible verte cada nuevo día tal como te vi la víspera; mi amor necesita aumentar y crecer sin cesar a la par de tus encantos, y eres para mí fuente inagotable de sentimientos desconocidos que nunca hubiera imaginado
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¿Me has visto desear con tan poca fuerza que has decidido licenciarme? ¿He dado prioridad a mis fogosos deseos frente a tus voluntades supremas? ¡No! ¡He vivido para complacerte, y me abandonas! ¡Te habías hecho cargo de mi felicidad, y ahora te olvidas de mí!
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¡Ay, Julia!, créeme, buscarás en vano otro corazón amigo del tuyo. Miles te adorarán, sin duda; sólo el mío sabía amarte.
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¿Por qué no hice caso a mis presentimientos, tras aquellos rápidos instantes de pura delicia, cuando no vi ya nada en la vida que me hiciera desear prolongarla? Sin duda, tenía que haber limitado mi existencia a aquellos tres años, o bien eliminarlos por completo.
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(La carta) te la daré en cuanto nos veamos porque yo no sabría qué hacer con ella; está demasiado bien grabada en el fondo de mi corazón como para que necesite releerla algún día.
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La bondad y la honestidad no dependen del buen juicio de los hombres sino de la naturaleza de las cosas, y aunque toda la tierra aprobara la acción que cais a llevar a cabo, no por ello sería menos vergonzante.
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No hay hombres para aquélla que ama: su amante es más que un hlmbre, los demás son menos; ella y él son los únicos de su especie.
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Para una mujer normal todo hombre es un hombre; pero para aquélla cuyo corazón ama, no existe más hombre que su amante
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Estoy convencida de que el amor de verdad es el más casto de todos los lazos. Es él, es su fuego divino el que purifica nuestras inclinaciones naturales, concentrándolas en un solo objeto; es él el que nos salva de las tentaciones y hace que, salvo el citado objeto, el resto del otro sexo deje de significar algo para nosotros.
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¡Oh, qué bonitas son las ilusiones del amor! Sus halagos tienen alto de verdad porque, aunque calle el entendimiento, habla el corazón, y las perfecciones que nos alaba y que no poseemos, las ve en realidas tal y como las describe; no miente aunque diga mentiras; elogia sin envilecer; y aunque no se le crea, es merecedor de estima.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?