El sonido de mi nombre pronunciado por él fue como un beso inesperado en los labios.
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El sonido de mi nombre pronunciado por él fue como un beso inesperado en los labios.
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Emanaba un dolor superficial, el tipo de dolor que uno siente cuando ha corrido demasiado o cuando está a punto de reunirse con alguien a quien ha echado de menos durante años.
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¿Sabes? No es malo tener miedo de vez en cuando. El miedo te recuerda tus límites, qué líneas no debes cruzar. Qué puertas no debes abrir.
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(...) cuando viste mi reflejo en el espejo —expliqué—. Cuando dijiste mi nombre…, la piedra que hay dentro de mí se agrietó. Y no me arrepiento de que lo haya hecho, porque había olvidado lo vital que es que te conozcan por quien eres y no por lo que finges ser. Había olvidado lo maravilloso que era que te vieran, incluso con tus defectos y cicatrices.
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No nos damos cuenta de lo poderoso que es un sueño, tanto en el mundo en el que dormimos como en el que estamos despiertos, hasta que nos lo han robado.
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Deberías dejar de escuchar a escondidas, por cierto. Un día escucharás algo que desearás no haber escuchado.
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Pero a veces las cosas tienen que romperse antes de que puedan volver a construirse, para así poder forjar algo más fuerte.
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Había olvidado lo vital que es que te conozcan por quien eres y no por lo que finges ser. Había olvidado lo maravilloso que era que te vieran, incluso con tus defectos y cicatrices. Quería que me vieras.
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En ocasiones los sueños son ridículos, pero la mayoría de las veces... revelan nuestro lado más íntimo. Nuestros deseos, nuestros miedos, nuestras ambiciones, nuestros planes. Incluso nuestro pasado.
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Mi corazón cantó con un deseo vibrante, un dolor se ramificó a través de mí, como un aviso agudo que me robó el aliento.
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¿Cuántas novelas policíacas publicó Agatha Christie?