El amor es como el polvo; se te mete por todas partes. Hasta por los ojos. Si lo sientes de verdad, la gente lo tiene que ver. Lo tiene que oler. Les tiene que incomodar.
|
El amor es como el polvo; se te mete por todas partes. Hasta por los ojos. Si lo sientes de verdad, la gente lo tiene que ver. Lo tiene que oler. Les tiene que incomodar.
|
Si por fuera ya quemo, por dentro directamente ardo.
|
¿Qué tortura más que una posibilidad, que una oportunidad, que una esperanza? Estás obligado a hacerte cargo de ella, de la posibilidad, de la oportunidad, de la esperanza. Y por eso mismo estás obligado a sufrir en algún punto.
|
Estando mi vida en juego, yo le perdono lo que sea. Cuando se es más débil que el enemigo, hay que aceptar la derrota.
|
Supongo que eso es lo que pasa cuando no vigilas tus sentimientos, cuando los dejas acomodarse en el caos sin enjuiciarlos o tratar de reconducirlos por un camino de imparcialidad: que el odio va ganando terreno hasta que no ves nada más que rojo. Y cuando te quieres dar cuenta, estás podrida.
|
Debería haber detenido esa dinámica dañina antes de que empeorase, pero supongo que, cuando alimentas el rencor con fertilizantes naturales, se hace más grande que tú y te controla.
|
Ya sé lo que es que te quieran en secreto y te desprecien en público. Prefiero que me desprecien en todas partes. Incluso en sueños.
|
No sé si te he hecho mal de más y por eso mi castigo es echarte de menos...
|
Fue publicada en ...