SONRIE POR FAVOR

Con una excelente introducción que nos acerca al mundo de la gran escritora que fue Jean Rhys, y en la que nos explica cómo decidió y se hizo posible el relato de esta maravillosa autobiografía, comenzamos a leer Sonríe, por favor, un bello título que tiene mucho que decirnos.

Y es que Jean Rhys es una personalidad inolvidable. Nació en las Antillas y se educó en la isla La Dominica, además era hija de un galés y una criolla, pero de raíces escocesas, dando así a la lengua inglesa un aporte en cuanto a sonoridad y ciertos giros que todavía hacen más rica su escritura.

Una autora de la que leí, hace ya mucho tiempo, sus novelas Cuarteto y Viaje a la oscuridad, aunque en realidad, me acuerdo de muy poco, tendré que releerlas, y además tengo los dos libros en formato papel, lo que sí puedo decir es que me gustaron.

En este caso, estamos ante una obra autobiográfica, aunque una gran parte de su vida haya sido contada en sus novelas.

Lo excepcional de esta autobiografía es , por un lado, que nos relata escenas que va recordando, no es un relato continuo y como se nos indica en el excelente prólogo intenta atrapar el pasado en ciertos momentos.
Por otro lado, es que escribió este Sonríe, por favor, tres años antes de su muerte, con muchos años de edad.

Sin embargo, nos relata de una forma muy atractiva una gran parte de su niñez que transcurrió en Dominica y aunque como recuerdos que son , siempre hay momentos esenciales y particulares que ella nos los relata con cariño y belleza.

Curiosamente, lleva un título que me parece muy motivador, Sonríe, por favor, y eso hacemos porque, precisamente, esto le pedía el fotógrafo a Jane cuando tenía seis años y tenía que posar para una foto de familia en la Dominica.

Esta primera parte de la obra nos acerca, además, a bellos y también divertidos y espléndidos momentos vividos. Finaliza este excelente apartado con varias fotografías que se incluyen al finalizar esta parte y antes de dar comienzo a una segunda sección.

Aunque también nos contará escenas menos halagüeñas en Dominica , ya que la segregación racial era una práctica común, negros y blancos se separaban en las Iglesias e incluso entraban y salían por pasillos diferentes aunque ella observaba en Carnaval cómo se divertían los negros y quería ser una de ellos y bailar.

También recuerda otros momentos en que se percibe la discriminación, curiosamente, nos cuenta que en la escuela sonrió a una estudiante negra y no fue bien aceptada.

Oros recuerdos en esta línea y muy curiosos, como por ejemplo , cuando nos relata que tuvo dos muñecas una blanca y otra negra, y destruyó a la muñeca blanca con una gran piedra.

En definitiva, tenemos recuerdos de todo tipo, pero parece que la situación en Dominica estaba bastante tensa y el padre de Rhys la envió a Inglaterra con una tía.

Solamente volvió una vez a Dominica y aunque recuerda la belleza del paisaje , a los dos meses, volvería a Inglaterra y ya no regresaría nunca más.

Y vamos con la segunda parte aquí, lo esencial es que son notas y fragmentos, que se publicaron como tales y se titularon Empezó a hacer frío, en ellas trata de su vida al dejar Dominica para establecerse en Inglaterra, junto a su tía, cuando contaba tan solo con 16 años.

Más tarde también se instalará en París. Son como una especie de borradores autobiográficos que la escritora no llegó a completar.

Y así es como también nos trasladamos con ella y nos establecemos primero en Londres , donde tuvo que sobrevivir trabajando como una chica de coro en diferentes cabarets, una artista bohemia o haciendo de extra en aquellas primeras películas rodadas en Inglaterra y por supuesto intentando vivir en diferentes pensiones, algunas de mala muerte, viviendo prácticamente en la pobreza, donde el frío era insoportable, ya sabemos el por qué del título de esta segunda parte, Empezó a hacer frío.

Lo que también se nos relata es que siempre tuvo a mano unos cuadernos donde apuntaba sus vivencias y recogía su soledad, sus relaciones, así como también el desamor y abandono de un primer amor que tuvo. Son años muy difíciles que quedan perfectamente reflejados.

Unos cuadernos y unos apuntes que retomará en cada una de sus novelas publicadas y ambientadas en Europa.

Sin embargo, en este texto, es una mujer de más de ochenta años, en los que escribe y parece notarse que pone bastante distancia y alejamiento de su vida pasada y además se declara una perdedora, porque aunque era blanca, siempre se sintió fuera de lugar en Inglaterra . Su acento antillano y su origen colonial la delataban.

Pero ha sido una gratificante lectura para conocer más y mejor a una gran escritora de la que intentaré leer, su novela más celebrada y exitosa, Ancho más de los sargazos, una imprescindible novela.

Me ha gustado mucho conocer más y a través de ella misma, a la gran escritora.