Leo verdura

Una de las tiras cómicas que me gustaba leer de pequeña era Leo Verdura, el famoso león vegetariano cuyas andanzas se publicaban en El pequeño país cada semana, ese suplemento para niños que acompañaba al periódico El País y que nos descubrió muchas historietas a los que fuimos niños en los 80-90.

En conmemoración al veinte aniversario de la muerte de Rafa Ramos, Norma editorial decidió sacar este integral que recopila todas las historias que se habían publicado de Leo Verdura, recuperando así del olvido a este personaje. El león es conocido como el rey de la sábana por su fiereza y porte, ¿pero qué sucede cuando se trata de un león que no quiere comer carne y que además trabaja para los que gestionan el parque posando por las noches en lo alto de una piedra? Pues que te encuentras con un personaje que parece todo menos un fiero león.

El caso es que en lo que respecta a otras características leónidas, Leo sí que cumple con los requisitos para ser un león: es vago, tiene mal genio y deja todas las tareas al cargo de la leona, que en este caso viene personificada por Katya, su mujer (sí, esa que viste todo el día con un delantal). La familia la completan Stanley y Livingstone, sus desastrosos hijos gemelos que odian el colegio y que se pasan el día patinando, Bebé Gorila (un gorila que quedó huérfano y al que adoptaron para desgracia de Leo) y el tío Radd, un leopardo viajero al que le gusta alternar con gacelas.

En su día a día Leo tendrá que enfrentarse a las trastadas de sus hijos y las burlas de su sombra, el cariño brutal de Bebé Gorila, su trabajo nocturno como modelo de posado de sabana o el cariño desmesurado que, incomprensiblemente, le tiene Katya. A mi modo de ver muchos de los gags han quedado algo obsoletos puesto que representan a un tipo de modelo familiar vetusto, aunque hacen las veces de retrato del momento concreto en que Rafa Ramos estuvo dibujándolo. Hay también cierta reivindicación contra cosas que aún perduran a día de hoy, como son la caza furtiva o el turismo de masas, además de mostrar un alegato claro en pos de la tolerancia y el entendimiento entre las distintas especies.

Por todo esto, y si bien he disfrutado con el dibujo y algunas de las historias, se trata de una de esas series cuyo recuerdo ha empeorado tras una nueva relectura por lo repetitivo y el uso de estereotipos que ya no me hacen gracia.