Más tarde, mientras yacía en la cama, incapaz de dormir en su primera noche en una cama extraña que pronto se volvería tan familiar como su propio cuerpo, se dio cuenta de que había tomado medidas, se había mudado, se las había arreglado.
|
Más tarde, mientras yacía en la cama, incapaz de dormir en su primera noche en una cama extraña que pronto se volvería tan familiar como su propio cuerpo, se dio cuenta de que había tomado medidas, se había mudado, se las había arreglado.
|
[...] la jubilación (...) parecía igual de inevitable que la caída de las hojas en otoño, para la que no era necesario ningún tipo de preparación.
|
Fue publicada en ...