Carla era como yo. Una mujer olvidada por Dios y castigada por los hombres a pedir perdón el resto de su vida por ser lo que era.
|
Carla era como yo. Una mujer olvidada por Dios y castigada por los hombres a pedir perdón el resto de su vida por ser lo que era.
|
—Cora —me dije a mí misma mientras me imagen me devolvía una mujer nueva con el pelo enmarañado y la mirada el líquido de lava—, lo que has hecho esta noche, lo que has llegado a sentir y a gozar, ha sido catarsis, un bautismo maravilloso. Bienvenida a tu nuevo yo. Es hora de empezar a sentir y aprender a volar. Te queda mucho que aprender. El placer será tuyo, sí, pero no solo hoy, siempre.
|
(…) Una parte de mis fantasías ya es una realidad. Hoy camino por calles de España. No visto elegantes vestidos ni saboreo aún las mieles de la libertad como yo la concibo, pero sé que mis pasos van haciendo el camino correcto.
|
(…) Me sentí bien por primera vez en muchas semanas. Tenía que empezar a vivir una nueva vida, y me tenía que adaptar, buscar la manera de afrontar valientemente esta realidad y borrar el amargor de su ausencia. Darme una nueva oportunidad. |
En mi sueño yo estaba de nuevo en aquella escalera oscura. Miraba el reloj compulsivamente. Cuatro minutos más y todo habría acabado. Abría la bolsa y sacaba la petaca para dar otro trago de tequila. Después buscaba al tacto mi puñal. Me aferraba con tanta fuerza que me dolía la mano. El puñal que me dejó mi nana. El puñal de Valentina. (…)
|
Al final me atreví. Lo hice. Entré por la puerta desprendida de prejuicios y con todos los músculos de mi cuerpo atenazados por la inquietud. Me atendió una joven atractiva y de larga que me trató con una naturalidad que me desconcertó, Sonreí con fingida seguridad para demostrarle que, a pesar de mi posible apariencia de mujer desesperada, yo era una mujer de mundo, sofisticada y avezada en el arte de los placeres alquilados. Alquilar placer. |
Qué difícil la vida cuando solo se trata de eso, vivir.
|
Todo tenia que cambiar. Humanamente diferentes, socialmente iguales, únicas en nuestra belleza imperfecta, siempre libres.
|
Me vinieron a la cabeza unas palabras de Isabel Allende que ahora, por fin, recobraban todo el sentido para mí "Todos nacemos felices. Por el camino, se nos ensucia la vida, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. La felicidad es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a uno mismo". Yo era feliz.
|
No se puede amurallar el propio sufrimiento. Eso es arriesgarte a que te devore desde el interior.
|
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?