Corpsepaint

Recuerdo cuando, de pequeño, mi madre me advertía acerca de los peligros que me podrían atormentar si escuchaba un determinado tipo de música. Aquellas que se insinuaban tras los grotescos alaridos de cantantes cuyas voces parecían proceder del mismo infierno. La estética de aquellos, plasmadas en portadas de vinilos en donde lo macabro se unía a la devoción por la simbología demoniaca, cabras, bosques oscuros, cultos ancestrales y todo tipo de escenografía blasfema eran suficientes argumentos como para prevenir a mis padres de que me estaba desviando del camino correcto.
Y estoy seguro de que detrás de aquellas advertencias podía esconderse alguna que otra verdad. al fin y al cabo, los mensajes que avanzaban aquellas estrellas de la música del Black Metal se oponían a todo aquello que me había inculcado de pequeño. Adoración por Satanás y rechazo al orden establecido, liberación mental, rotura de normas y convenciones, perversión sexual y sometimiento ante lo que entendíamos como el más terrible de los pecados.
Hoy en día veo todo aquello con cierta ternura. Sin embargo, he de reconocer que toda aquella iconografía sembró en mi un poso de inquietud que todavía permanece agazapado. Un ligero temblor al mirar a los ojos de aquellos rostros teñidos por el dolor, la rabia y el odio, representados a través de pinturas de guerra que me atormentan desde entonces.
Corpsepaint son esas señas de identidad que aun me inquietan. Esos maquillajes faciales que unifican un movimiento que aboga por un estilo de vida con frecuencia mitificado. de ahí que cuando comencé a leer esta historia de David Peak, centrada en la vida de dos músicos en horas bajas pertenecientes a este movimiento que deciden aceptar la propuesta de una discográfica para grabar un nuevo disco en medio de una atmósfera claustrofóbica y alejada de cualquier amago de civilización, sabía que lo iba a disfrutar.
Puesto que la novela se adentra en todas esos parajes de los que mi madre ya me advertía para tener cuidado. Ya desde el inicio, el comportamiento de estos personajes se presenta como seres asociales, carente de escrúpulos, dispuestos a todo con tal de poder sentirse vivos en una sociedad que no les entiende. Seres atormentados por su pasado que encuentran en la música esa vía de escape para poder expresar todo la rabia que llevan dentro. El hecho de dividir la narración en varios puntos de vista consigue que comprendas a la perfección todo el bagaje que arrastran nuestros personajes y sus anhelos de encontrar una oportunidad para poder dar sentido a sus vidas.
Pero esta narración va más allá de la complejidad de estos personajes, puesto que poco a poco nos iremos adentrando en unos parajes completamente diferentes a lo que ellos están acostumbrados para descubrir un nuevo tipo de sociedad. Decía Lovecraft que el más terrible de los miedos es el que nos proporciona lo desconocido y esta obra, cercana a todo lo que podríamos considerar como folk horror, nos adentraremos por completo en medio de unos parajes, unas atmósferas y unas costumbres muy cercanas a ese tipo de horror.
No toda la novela entusiasma. Hay momentos en los que lo narrado se vuelve confuso ante la poca fiabilidad de los personajes que narran los acontecimientos que van transcurriendo durante la historia, hasta el punto en dudar en más de una ocasión entre sí lo que estás leyendo pertenece a la realidad o tan solo es un sueño o alucinación provocada por todo tipo de sustancias naturales. Por otro lado, conforme vas avanzando en la historia, las expectativas ante el tipo de horror que uno espera se va diluyendo al comprobar que la historia tiene más componente documental que sobrenatural. al fin y al cabo, nos refleja una realidad alternativa al mundo que conocemos cuya sostenibilidad encaja a la perfección con los ideales que defienden estos exponentes de la contra cultura.
Pero, al mismo tiempo, se mantiene la esencia fundamental para que uno Pueda disfrutar de toda obra de género y es esa extrañeza por no entender del todo lo que está ocurriendo. Todo eso quedará resuelto en uno de esos contundentes finales que justifican cualquier expectativa que tengas con una obra de este estilo. Un auténtico deleite que pondrá los pelos de punta a más de uno y entusiasmará al resto.
En definitiva, los padres siempre tratan de proteger a su cachorros de los peligros que se esconden en los páramos desconocidos. David Peak conoce esos mundos y te los ofrece aquí tras la seguridad de sus narraciones. Pero, ¿por qué será que soy incapaz de olvidarme de esos terribles temores que me siguen acechando desde que era un pequeño asustado por esas caras pintadas de blanco?