En el café de la juventud perdida

Vivimos a merced de ciertos silencios.

Concluía una parte de mi vida, una parte que me había venido impuesta. En adelante, mi destino lo decidiría yo.

No hay mejor sistema para que se desvanezcan los fantasmas que mirarles a los ojos.

Cuando de verdad queremos a una persona, hay que aceptar la parte de misterio que hay en ella... Porque por eso es por lo que la queremos.

Camina o revienta. Si me caía, los demás seguirían andando...

A mí nunca me ha parecido el otoño una estación triste. Las hojas secas y los días cada vez más cortos nunca me han hecho pensar en algo que se acaba, sino más bien en una espera de porvenir.

Cuando de verdad queremos a una persona, hay que aceptar la parte de misterio que hay en ella.

Si, aquella librería no fue solo un refugio, sino además un etapa de mi vida

A veces se te oprime el corazón cuando piensas en las cosas que habrían podido ser y que no fueron, pero me digo que incluso ahora la casa sigue vacía y esperándonos.

En el mundo aquel, en donde cada vez me sentía más como si fuera un superviviente, también decapitaban árboles.