San Valentin en Alaska: Trilogía Alaska 2

Se sentía pequeña a su lado, él la sobrepasaba al menos treinta centímetros. Miró la marcada mandíbula masculina, la barba empezaba a asomar. Recorrió con la mirada sus labios, su nariz y llegó hasta sus ojos. Vio deseo en ellos, él miraba su boca como si fuera a lanzarse de un momento a otro a besarla.
Su cuerpo reaccionó, era la primera vez, desde el incidente, que se sentía atraída por un hombre.

Storm levantó una ceja y sonrió de lado. El hombre no tenía ni idea de lo que le hacía a su cuerpo con solo ese gesto. Se sentía como si nunca quisiera dejar de mirarlo, como si la esclavizara con solo observarla. Y eso la descolocaba, por un lado temor y por otro, atracción. Debía de estar loca.

No sabía en qué coño estaría pensando cuando se le ocurrió la estúpida idea de ir a verla, en realidad sí lo sabía, le gustaba Susan, y era la primera mujer que lo hacía en mucho tiempo, en muchos siglos.