Me ha encantado y roto a partes iguales. El recorrido por la capital francesa, Elliot, Cédric, Alizeé, Matt (y su batín), el romance lento, bonito e intenso entre Chloé y Julien, con sus formas tan diferentes de afrontar los problemas, la pluma de la autora, el Marlene..., todo me ha maravillado. Especialmente Chloé, transmite tanta fuerza y ganas de vivir y es tan encantadora, entrañable y admirable que no he podido evitar adorarla. Una historia emotiva de amor, amistad y superación con un final de los que no se olvidan -ni se perdonan-.
|